El Salón de Ginebra de 2009 fue testigo del estreno europeo de un modelo revolucionario que cambiaría la perspectiva de los automóviles eléctricos. El Opel Ampera-e (también conocido como Chevrolet Bolt EV en otros mercados), una berlina de aspecto moderno y aires deportivos atrajo la atención de los asistentes con sus innovadoras soluciones. Sin embargo, su llegada a un mercado poco preparado para la movilidad eléctrica planteó desafíos que solo el tiempo se encargaría de superar.
En aquellos años, los coches eléctricos eran considerados productos sin sentido, los puntos de recarga eran escasos y no había infraestructura ni proyectos emprendedores. El temor a quedarse sin batería en medio de un trayecto era una preocupación común entre los conductores. No obstante, el Opel Ampera-e se propuso cambiar esta percepción y aportar una solución que combinara lo mejor de ambos mundos: una autonomía eléctrica de entre 55 y 60 km, suficiente para la mayoría de los desplazamientos diarios, y una mecánica de gasolina que actuaba como generador para recargar la batería en caso de necesidad.
Uno de los primeros coches eléctricos con etiqueta ECO
La originalidad de esta propuesta impresionó a los expertos, y en 2012, el Opel Ampera-e fue galardonado con el prestigioso premio «Coche del Año en Europa«. No obstante, a pesar del reconocimiento, el mercado aún no estaba listo para acoger plenamente este avance tecnológico, y el alto precio asociado a un vehículo de su segmento fue un obstáculo para su popularización.
Sin embargo, con el paso del tiempo, el panorama comenzó a cambiar. Doce años después de su lanzamiento y cuatro tras su retirada del mercado, el Opel Ampera-e se ha convertido en un vehículo de ocasión altamente valorado. Su visión adelantada a su tiempo ha sido reconocida, y hoy en día, disfruta de una creciente popularidad gracias a su fiabilidad, confort, prestaciones y la ventaja de contar con la etiqueta «Cero» de la DGT, que lo certifica como un automóvil de bajas emisiones.
Características del Opel Ampera-e
La clave de su innovación radicaba en una batería de iones de litio de 60 kWh, que podía alcanzar una carga completa en tan solo 4 horas. Esto permitía al Opel Ampera-e superar las limitaciones que enfrentaban los vehículos eléctricos en esa época y ofrecer una mayor tranquilidad a los conductores respecto a la autonomía.
El corazón del Opel Ampera-e estaba compuesto por un motor eléctrico de 151 CV (111 kW) y un par de 370 Nm, capaz de llevar al vehículo hasta los 110 km/h. Acompañándolo, había un motor eléctrico auxiliar de 73 CV (54 kW), encargado de generar energía y respaldar al motor principal. En caso de que la batería se agotara por completo, entraba en acción un motor gasolina de 86 CV, pero en lugar de tomar el control del vehículo, actuaba como generador para mantener la carga de la batería y alimentar la cadena de tracción eléctrica. Todo este complejo sistema era gestionado por una caja de cambios automática con tres embragues.
Galería de imágenes Opel Ampera-e
