Las lunas de los coches, bien sea el parabrisas delantero, las ventanillas laterales o la luneta posterior, llevan muchas décadas en los automóviles. Muchas personas podrán creer que son sólo unos cristales para protegernos del aire, de los mosquitos o de la lluvia, pero su función va mucho más allá.
También habrá quienes piensen que su tecnología es simple y que es un elemento que no ha evolucionado a lo largo de la historia del automóvil. Nada más lejos de la realidad. De hecho, no sólo ha cambiado y mejorado el elemento en sí, incluso el proceso del cambio de lunas se ha ido modificando para, entre otras cosas, mejorar la seguridad vial.
Innovación y Tecnología
En un principio, sí. Las lunas de los coches tenían como función principal aislar y proteger el habitáculo de elementos exteriores, como los citados insectos o de las inclemencias meteorológicas.
Pero pronto cobró un mayor protagonismo y el avance de la tecnología permitió sacarle mucho más partido. Por ejemplo, las lunas de los coches también juegan un papel principal de protección a los ocupantes en caso de accidente.Suscríbete a nuestro canal de Youtube
Y no sólo por el uso de cristales laminados que se convierten en minúsculos cristales cuando se produce un accidente grave, sino porque incluso cobran una gran importancia a la hora de contribuir a la rigidez total del vehículo.
Cómo la tecnología ha revolucionado el proceso de cambio de lunas
En cuanto a los procesos se refiere, también es importante destacar que las tecnologías actuales no sólo facilitan la retirada y la colocación de una luna nueva de forma más eficiente y eficaz, garantizando de nuevo la seguridad de ocupantes y el aislamiento del habitáculo; sino que han surgido nuevas técnicas que, en ocasiones, evitan tener que cambiar la luna.
Nos referimos al uso de resinas especiales para pequeños