Carbfix, una empresa islandesa, está innovando en la lucha contra el cambio climático al transformar el dióxido de carbono en piedra. Este proceso acelera una reacción natural que normalmente tarda miles de años, realizándola en menos de dos. La tecnología no solo captura CO2 de fuentes industriales y plantas de captura directa del aire, sino que también apunta a sectores de difícil mitigación como el cemento y el acero. Con el proyecto del Terminal Coda, Carbfix busca mineralizar tres millones de toneladas de CO2 capturado de la industria europea, marcando un hito en el almacenamiento geológico de carbono.
Capturando carbono: la revolución de Carbfix
Carbfix está liderando una revolución en la captura y almacenamiento de carbono con su Terminal Coda en Islandia, planeado para recibir y almacenar CO2 de emisores industriales de Europa. Este proyecto, que se espera esté operativo en 2025 y alcance su capacidad total en 2030, se fundamenta en una técnica que acelera un proceso natural, transformando el CO2 en piedra en menos de dos años. La tecnología de Carbfix no solo es innovadora sino también eficiente, utilizando agua como portadora para inyectar el CO2 en formaciones de basalto, donde se mineraliza de forma segura y permanente.
La importancia de este avance tecnológico no puede subestimarse. Tradicionalmente, la captura y almacenamiento de carbono (CCS) se ha asociado con la industria del petróleo y gas, pero Carbfix ofrece una alternativa más sostenible y menos controversial. Además, su tecnología es aplicable no solo a las emisiones industriales, sino también al CO2 capturado directamente del aire, abarcando un espectro más amplio en la lucha contra el cambio climático. Esto se ve reflejado en la colaboración con Climeworks, una empresa suiza que ha abierto la primera planta de captura directa del aire (DAC) del mundo y que trabaja en conjunto con Carbfix para almacenar el CO2 capturado.
El proyecto Coda Terminal de Carbfix ha generado interés internacional, atrayendo la atención de líderes mundiales y expertos en clima. Este interés se basa en el potencial de la tecnología de Carbfix para ofrecer una solución a gran escala y económicamente viable al desafío del cambio climático. Con una capacidad proyectada de almacenar tres millones de toneladas de CO2 anualmente, el Terminal Coda representa un paso significativo hacia la mitigación de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Más allá de sus operaciones en Islandia, Carbfix está explorando oportunidades en Asia, especialmente en India, y en América del Norte, estableciendo alianzas en sectores difíciles de mitigar. En el Reino Unido, la compañía está colaborando con científicos de la Universidad de Edimburgo para estudiar el potencial de la mineralización en Escocia, una región rica en basalto. Estas expansiones subrayan el alcance global del impacto potencial de Carbfix en la lucha contra el cambio climático.
Impacto global de Carbfix en la reducción de CO2
Este proyecto, financiado en parte por la Unión Europea, destaca la ambición y el potencial de la tecnología de Carbfix para contribuir significativamente a la reducción global de emisiones de CO2.
Sin embargo, la implementación global de esta tecnología aún enfrenta desafíos. A pesar del creciente interés y la inversión en la captura y almacenamiento de carbono, actualmente solo se captura el 0.1% de las emisiones globales. Este dato subraya la necesidad de escalar significativamente estas tecnologías para cumplir con los objetivos climáticos globales.
A pesar de estos desafíos, el camino que está trazando Carbfix es esperanzador. La compañía no solo está buscando reducir las emisiones de carbono, sino que también está ampliando su alcance para incluir la colaboración internacional y la expansión en regiones fuera de Europa. Esta visión global es esencial para abordar una crisis climática que no conoce fronteras.
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