La presentación de los resultados financieros correspondientes al pasado año dejó en la dirección de la firma alemana un sabor agridulce. Mercedes-Benz vendió en 2023 un total de 240.668 vehículos eléctricos, lo que supone un incremento del 73 por ciento respecto al año anterior. Una cifra que aunque a priori puede parecer muy positiva, se queda por debajo de las expectativas de la compañía, que aspiraba a que la cuota de mercado de este tipo de vehículos respecto de las ventas totales alcanzase el veinte por ciento, cuando finalmente se quedo en el once por ciento.
Esto significa, por tanto, que Mercedes-Benz esperaba vender en 2023 unos 168 mil vehículos eléctricos más de los que realmente vendió. Y todo ello a pesar de la agresiva estrategia de la compañía con el lanzamiento estos últimos años de una amplia variedad de modelos eléctricos en prácticamente todos los segmentos del mercado.
Ante este nueva realidad, desde la dirección de la compañía al frente de la cual se encuentra su Director Ejecutivo, Ola Källenius, parecen haber decidido echar el freno en sus ambiciones eléctricas, olvidándose de la idea de que Mercedes-Benz sea un fabricante exclusivamente de vehículos eléctricos a partir del año 2030. Según ha expresado el propio Källenius, la compañía confía ahora en que para el final de esta década la cuota de mercado de los vehículos enchufables de la marca -no solo eléctricos puros sino también híbridos con enchufe- se acerque al 50 por ciento del total. Un objetivo claramente mucho menos ambicioso.
El cliente siempre tiene la razón
Desde la compañía explican que su intención de cara al futuro es atender las necesidades específicas de cada tipo de cliente, tanto con vehículos con sistema de propulsión totalmente eléctrico como con otras alternativas con motor de combustión, al menos hasta bien entrada la próxima década. De este modo, Mercedes-Benz parece seguir ahora la estrategia de otros competidores alemanes como BMW, que todavía no se ha pronunciado sobre la fecha a partir de la cual dejará de producir vehículos con motor de combustión.
Una diferencia importante entre ambas marcas, no obstante, es que mientras la firma bávara valora la posibilidad de comercializar también en el futuro vehículos con pila de combustible de hidrógeno, la firma de la estrella de tres puntas no parece tener intención de seguir este camino.
Señalar, por último, que aunque Mercedes-Benz haya reducido sus expectativas de cara al futuro, eso no significa que vaya a ralentizar el lanzamiento de nuevos modelos totalmente eléctricos, sino todo lo contrario. El lanzamiento el próximo año del nuevo CLA eléctrico puede suponer un punto de inflexión para la compañía, con importantes mejoras en la eficiencia y en los tiempos de carga de los nuevos modelos que le sigan. En la compañía están convencidos de que durante los próximos años el coste de las baterías se reducirá de forma considerable y esto puede suponer un importante impulso de las ventas de este tipo de vehículos.
En definitiva, y esto ya es una opinión personal, que de aquí a 2030 todavía hay tiempo para que Mercedes-Benz vuelva a modificar de nuevo sus expectativas, según vaya evolucionando el mercado, pero esta vez al alza.