Como últimamente marcan los tiempos, cuatro años después de la presentación del primer Volkswagen T-Cross la marca alemana realiza la primera actualización de uno de sus modelos más importantes. Y una vez más, nosotros nos hemos ido hasta la factoría de la marca en Navarra para visitar la planta en la que el T-Cross se fabrica en exclusiva para Europa, junto al Volkswagen Polo y al Taigo; y de paso, cómo no, para ver de primera mano qué tal le han sentado al pequeño SUV los cambios.
Ahora entramos en materia, pero primero unos datos que creo resultan muy interesantes, aunque siempre puedes pasar directamente al próximo párrafo. El segmento SUV hace ya tiempo que dejó de ser una moda, y en 2023 alcanzó una cuota del 60% en nuestro mercado. Es decir, 6 de cada 10 coches nuevos que se venden en España son con carrocería SUV. Y en concreto, en el segmento de los SUV urbanos en el que milita el T-Cross, que es el segundo modelo más vendido por Volkswagen en nuestro país, ha multiplicado sus ventas por seis en los últimos 10 años. Entenderás ahora por qué decía eso de que el T-Cross es uno de los modelos de mayor importancia para Volkswagen en nuestro mercado. Pero vamos ya al lío, y veamos qué es lo que aporta este nuevo T-Cross.
Lo que cambia el T-Cross por fuera… y lo de los colores no es broma
Pues básicamente, los cambios son los habituales en un restyling de este tipo: unos retoques por aquí y por allá que afectan a la parrilla buscando un mayor parecido con los T-Roc, Tiguan y Touareg, grupos ópticos de nuevo diseño con luces diurnas LED y posibilidad de equipar los faros Matrix LED que la marca denomina «IQ-LIGHT», incorporación de proyección de luz en los espejos retrovisores exteriores, nuevos diseños de llantas y nuevos colores de carrocería.
Y aquí quiero detenerme un poco, porque Volkswagen, en una ingeniosa operación de marketing y demostrando un buen sentido del humor, ha elegido una denominación para los colores del T-Cross que sorprende. Adiós a los «rojo tornado», «azul aguamarina», «plata tungsteno» o «blanco puro»… Huyendo de la tendencia de todas las marcas de poner nombres a los colores -y a los diseños de las llantas- que es para hacérselo mirar, en Volkswagen han decidido, al menos de momento para el T-Cros, llamarle al color rojo, Rojo Rojo; al azul, Azul Azulillo; al blanco, Blanco y punto; al amarillo, Amarillo Chillooón; o al negro, Negro Oscuro. Sí, así tal y como los lees aquí los verás en los catálogos comerciales de Volkswagen. Un punto simpático que encaja a la perfección con el modelo, dirigido principalmente a un público joven. Y un enfoque que la marca ha confirmado que aplicará a otros modelos, aunque con un giro algo menos desenfadado.
El interior del nuevo T-Cross: más calidad y Digital Cockpit de serie
En el interior también hay ligeros cambios. El más importante en cuanto a diseño es que la pantalla central del sistema multimedia deja de estar integrada en las líneas del salpicadero y ahora aparece en una estructura independiente y «flotante». Para gustos los colores, pero particularmente a mi me parecía más moderno el dieseño anterior, si bien con esta solución se puede posicionar la pantalla un poco más alta, lo que facilita su visión y manejo.
También cambian los botones para el manejo del sistema de la climatización, que ahora son de tipo táctil en el caso de equipar climatizador automático. Más moderno, pero me siguen pareciendo más fáciles de manejar los mandos físicos clásicos. Sí que se aprecia un avance notable en lo que más criticábamos al T-Cross: el aspecto pobre de los materiales empleados en muchas zonas del interior por ha desparecido, al utilizar tapizados más suaves, menos plástico duro y, en general, todo más agradable al tacto. No es que sea referencia en este sentido, pero ya no desentona.
Otra novedad interesante es que ahora todos los T-Cross llevan la instrumentación Digital Cockpit de serie, con una pantalla de alta resolución de 8 pulgadas, que en el caso de los R-Line alcanza las 10,25 pulgadas. En cuanto a la pantalla del sistema multimedia, también es de 8 pulgadas de serie, y llega a las 9,2 pulgadas en las versiones superiores.
Por lo demás, el T-Cross mantiene las cualidades que le convierten en uno de los SUV de su tamaño más versátiles, gracias no solo a una buena habitabilidad en términos generales. Detalles como a la banqueta trasera deslizante con 14 cm de regulación para favorecer el espacio para los pasajeros o para el equipaje, un maletero con doble altura que puede así variar su capacidad entre 385 y 466 litros, la posibilidad de plegar el respaldo del asiento del pasajero delantero para transportar objetos de hasta 2,4 metros de longitud, o la nueva bola de remolque que ahora aumenta el paso máximo a transportar de 55 a 75 kg (ya podrás llevar tus nuevas bicis eléctricas) convierten al pequeño T-Cross en algo más que un SUV de carácter únicamente urbano.
Un equipamiento más completo desde las versiones básicas
Y entramos ya en cuestiones que afectan directamente al bolsillo, como es la del equipamiento. Porque Volkswagen ha reestructurado la gama y ahora la versión básica, denominada T-Cross, lleva de serie la mencionada instrumentación digital y los faros LED, cámara multifunción, barras de techo, sensores de parking traseros y sistema de detección de señales de tráfico. Este acabado únicamente se combina con el motor de acceso, el 1.0 TSI de 95 CV con cambio manual de 5 marchas.
En un segundo escalón, los Life añaden llantas de aleación de 16 pulgadas, climatizador bizona, lunas traseras oscurecidas, sensores de parking delanteros, App Connect inalámbrico y asistente Travel Assist con control de crucero adaptativo y guiado longitudinal y lateral asistidos. Por último, lo que antes era un paquete R-Line ahora se convierte en la versión tope de gama, que suma al acabado Life las llantas de 17 pulgadas, faros Matrix LED con asistente de luces dinámicas, decoración exterior e interior R-Line, pilotos traseros LED con intermitentes dinámicos, el Digital Cockpit ampliado con pantalla de 10,25 pulgadas, cámara de visión trasera y selector de perfiles de conducción. Para estos dos acabados, Life y R-Line, se puede optar por cualquiera de los tres motores disponibles.
Una opción muy interesante es el denominado paquete «Más» disponible para el acabado Life, que por apenas 200 euros de sobreprecio suma elementos que si se montasen individualmente costarían 2.300 euros. Son los siguientes: pintura metalizada, las llantas de los R-Line, lunas tintadas, cámara trasera, acceso sin llave, paquetes luz y visibilidad y el equipo de sonido Beats Audio. Merece la pena, si tenemos en cuenta que un R-Line sube de precio 3.500 euros respecto al Life.
¿Y cuánto cuesta el T-Cross? Pues Volkswagen anuncia un interesante «precio desde» 21.950 euros, incluyendo la denominada «campaña de bienvenida a VW» y la financiación MyWay, que permite acceder al T-Cross por una cuota de 125 euros al mes, con una entrada de 5.282 euros y una cuota final de 16.980 euros. Sin descuentos no es un coche barato, pues el 1.0 TSI Life de 115 CV con cambio manual, que sería el mínimo de partida a partir del cual te aconsejaría mirar, tiene un precio de tarifa de 26.840 euros.
¿Qué motor elegir en la nueva gama T-Cross?
Prácticamente ya te he contestado a esto en el párrafo anterior: a igualdad de equipamiento el 1.0 TSI de 115 CV con caja de 6 marchas, que ha ganado 5 CV respecto al T-Cross anterior, apenas cuesta 800 euros más que el 1.0 TSI de 95 CV con cambio de 5 velocidades. No solo ofrece mejores prestaciones y más agrado de conducción, sino también prácticamente el mismo consumo… e incluso gasta menos en algunas condiciones de utilización. Y por 1.400 euros yo ni me lo pensaría: llévatelo con caja de cambios DSG de doble embrague, le sacarás partido a la inversión desde el primer y te acordarás cada vez que hubieras tenido que pisar el embrague.
Con este motor de 115 CV el T-Cross ofrece el mejor equilibrio entre prestaciones, consumo y precio de toda la gama. No se queda corto en ninguna circunstancia salvo que busques practicar una conducción deportiva -para eso todavía hay por encima un motor más potente-, mantiene un consumo muy ajustado si no le exiges y hay que ser muy «fino» para notar que conduces un coche con solo tres cilindros. Lo único que podrás echar en falta, no ya solo en este motor sino en la gama T-Cross, es que no hay posibilidad de hibridación ligera para llevarte la etiqueta ECO de la DGT.
El 1.5 TSI de cuatro cilindros anda bastante más y gasta muy poco más, pero se asocia únicamente al cambio DSG, supone otros 2.100 euros de sobreprecio respecto al 1.0 115 CV DSG y sólo se ofrece con el acabado R-Line, lo que coloca el precio de salida ya muy cerca de los 34.000 euros. Palabras mayores.