Como muchos sabréis o habéis notado, los vehículos con motores híbridos aparecen más frecuentemente cuando viajamos por nuestras carreteras, volviéndose esta, una tendencia imparable debido a las nuevas medidas de emisiones contaminantes.
Según los datos de la Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC), las matriculaciones de vehículos híbridos enchufables se dispararon un 30,3% durante el año 2023, mientras que los híbridos no enchufables vieron un aumento del 27,2%. Sin embargo, esta revolución tecnológica también tiene que verse sometida a una serie de inspecciones para homologar su seguridad y funcionamiento. Pero, ¿cómo encaran estos vehículos la temida ITV?
Desde la Asociación de Entidades para la Inspección Técnica de Vehículos de la Comunidad de Madrid (AEMA-ITV) quieren recalcar que, los modelos que cuenten con motores híbridos, al igual que cualquier otro vehículo, están sujetos a las mismas reglas, refiriéndose a la ITV. La periodicidad de estas revisiones no depende del tipo de propulsión, sino de la tipología del vehículo en sí. Por ejemplo, los turismos deben someterse a su primera ITV al cumplir 4 años desde su matriculación, luego cada 2 años hasta los 10 años de antigüedad y anualmente a partir de entonces, una regla conocida mundialmente.
Inicialmente, la normativa no establece diferencias sustanciales en la inspección de vehículos híbridos en comparación con los de combustión, abarcando los mismos aspectos, como identificación, estado exterior e interior, alumbrado, frenos, entre otros.
Clasificación de los híbridos
Aunque muchos ya sabréis su funcionamiento y composición, aquí os ponemos un poco en contexto sobre estos vehículos, que, pueden ser; enchufables, microhíbridos, autorrecargables o de gas.
Los enchufables operan tanto con energía eléctrica como con combustible, con baterías recargables que permiten recorrer distancias considerablemente largas sin emisiones.
Los microhíbridos, casi idénticos a sus contrapartes de combustión, cuentan con un sistema eléctrico de apoyo en situaciones específicas, como arranques urbanos.
Los autorrecargables presentan una hibridación más compleja, con motores eléctricos más potentes capaces de propulsar breves trayectos sin ayuda del motor térmico, recargándose automáticamente durante el frenado.
Por último, los híbridos de gas, que incorporan tanques adicionales y sistemas de inyección dual para gas licuado de petróleo (GLP) o gas natural comprimido (GNC), mantienen el funcionamiento similar a los vehículos tradicionales de combustión.
Pequeñas diferencias en las pruebas
Los vehículos híbridos, al combinar motores de combustión con sistemas eléctricos, deben enfrentarse a las pruebas de emisiones contaminantes. Un aspecto particular en estos vehículos es que, durante el ralentí, el motor eléctrico puede activarse automáticamente al encender el vehículo. Por lo tanto, para la evaluación de emisiones, los técnicos de las estaciones de ITV deben seguir los protocolos específicos de los fabricantes para activar el motor térmico y realizar las pruebas correspondientes.
Estos modelos presentan un tipo de neumáticos especializado, al igual que los modelos eléct5ricos, por eso, en la prueba, se presta especial atención al desgaste de los neumáticos, dado que el cambio entre tracción eléctrica y convencional puede afectar su comportamiento y desgaste requiriendo un análisis un tanto más minucioso.
Al concluir el proceso de inspección, los vehículos híbridos, al igual que sus homólogos de combustión, reciben la preciada etiqueta de ITV que certifica que el vehículo ha superado satisfactoriamente la inspección técnica y cumple con todas las normativas.