Hace unos meses, una de las marcas más potentes de la automoción de Europa anunció que dejaba de fabricar motores diésel y que pronto iba a dejar de equiparlos en sus modelos. La marca en cuestión era Volvo y ya ha anunciado que acaba de instalar su último motor de estas características en uno de sus modelos.
El vehículo que tiene ese honor es un Volvo S60 Cross Country, que ha salido de la planta que la compañía tiene en Gante, donde se fabrica este modelo. Con este vehículo, se cierra una etapa y muestra el camino que Volvo comenzó hace unos años. La apuesta por los vehículos eléctricos ha sido la que ha dirigido la estrategia de Volvo y la que ha marcado la diferencia a lo largo de los últimos años.
Estos últimos vehículos equipados con motores diésel son los compromisos que la compañía tenía con los clientes que habían optado por esta motorización, pero ya no saldrá ninguno más con estos motores de las líneas de montaje de Volvo. Pero este no es el único movimiento que ha hecho esta marca sobre los motores de combustión interna.
Otro de los compromisos de Volvo al respecto es no invertir más dinero en la mejora de los motores de gasolina. Esto quiere decir que los motores de gasolina están también condenados a la desaparición, porque no se invertirá en ellos. Por ese motivo, se mantendrá la actual generación de motores y cuando esta termine su ciclo comercial, desaparecerán a favor de los motores eléctricos.
Volvo ha sido la única marca europea que ha apoyado sin condiciones la propuesta de la Unión Europea de prohibir la venta de coches con motor térmico en Europa. El resto, en mayor o menor medida, se han opuesto y han señalado algún punto discordante con esa propuesta. Por ahora, Volvo da un paso de gigante y descarta las versiones diésel de todos sus modelos, que se van acercando cada vez más a la movilidad eléctrica total.