La meta de Escocia de recortar sus emisiones climáticas en un 75% para el año 2030 ha sido calificada de «ya no creíble» por el Comité de Cambio Climático (CCC) del Reino Unido, poniendo en duda la capacidad del gobierno escocés para cumplir con sus propios objetivos legales. En un informe contundente presentado al parlamento escocés, el CCC acusa al gobierno de Escocia de fallar repetidamente en alcanzar las reducciones de emisiones anuales exigidas por ley, destacando una falta de planes efectivos y una acción política insuficiente en sectores clave como la vivienda, el transporte y la agricultura. Mientras organizaciones como Oxfam y Friends of the Earth Scotland critican duramente al gobierno por este fracaso, se insta a una acción urgente y reforzada para recuperar el liderazgo climático perdido de Escocia.
Un compromiso en la cuerda floja
El compromiso de Escocia con la reducción de sus emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 se tambalea ante el escrutinio del Comité de Cambio Climático (CCC) del Reino Unido. Este organismo ha señalado de manera contundente que, después de ocho años fallando en cumplir con los objetivos anuales de reducción de emisiones, el gobierno escocés se encuentra lejos de la senda necesaria para alcanzar su ambiciosa meta. La ausencia de un plan concreto y detallado, que debió presentarse el año pasado, es un reflejo de la brecha entre las intenciones declaradas y las acciones reales del gobierno. Sectores clave como la vivienda, el transporte y la agricultura, esenciales para la transición hacia una economía baja en carbono, aún no muestran los avances necesarios para considerar creíble el cumplimiento del objetivo para 2030.
La respuesta de distintas organizaciones ambientales y civiles no se ha hecho esperar. La credibilidad del gobierno escocés ha sido cuestionada, señalando un fracaso que no solo compromete los esfuerzos climáticos del país sino que también plantea serias dudas sobre su capacidad para liderar en la acción climática a nivel global. La declaración de emergencia climática por parte del gobierno, sin seguir con acciones que reflejen la urgencia de esta crisis, ha sido particularmente criticada.
Políticas a examen
El informe anual del CCC al parlamento escocés no deja lugar a dudas: Escocia necesita multiplicar por nueve las reducciones de emisiones en sectores como la vivienda, el transporte, la agricultura y la gestión de residuos en los próximos seis años para siquiera acercarse a su objetivo de 2030. Proyectos cruciales, desde la reforestación y restauración de turberas hasta la instalación de bombas de calor y la adopción de vehículos eléctricos, se encuentran significativamente rezagados respecto a los planes iniciales.
En el transporte, el sector que más rápido debe reducir sus emisiones, se requiere un incremento cuádruple en las reducciones anuales para alcanzar las metas establecidas. La falta de una estrategia clara para la descarbonización de la aviación y el no uso de los poderes para establecer impuestos más altos a las salidas aéreas son ejemplos de las oportunidades perdidas en la gestión gubernamental del cambio climático.
Sin embargo, no todo es negativo en el informe del CCC. La ley de calefacción en edificaciones es destacada como una política «audaz» que podría servir de modelo para el resto del Reino Unido si se implementa según lo planeado. Esta legislación, que prohíbe las calefacciones a gas y petróleo para 2045 y establece estándares mínimos de eficiencia energética, muestra el potencial de Escocia para innovar en políticas climáticas.
Respuestas y desafíos futuros
Frente a las críticas, Màiri McAllan, secretaria de Cero Neto de Escocia, ha admitido implícitamente que el objetivo de 2030 podría haber sido abandonado, calificándolo de «extremadamente desafiante» y posiblemente «no factible». A pesar de esto, asegura que el gobierno mantiene su compromiso con el objetivo de cero emisiones netas para 2045, reconociendo que la parte más difícil del camino aún está por delante.
El informe del CCC no solo es una llamada de atención sobre la urgencia de intensificar la acción climática en Escocia sino también un recordatorio de los desafíos inherentes a la transición hacia una economía verde. La respuesta del gobierno escocés a estas recomendaciones, así como su capacidad para colaborar con el gobierno del Reino Unido y superar los obstáculos políticos y financieros, serán determinantes en el camino hacia la meta de cero emisiones netas.
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