El calor extremo en EE. UU. está desafiando la creencia de que el aire acondicionado puede mantener a las personas seguras. En ciudades como Nueva Orleans, donde las temperaturas alcanzan niveles récord, el aire acondicionado no es suficiente para proteger a los residentes, especialmente a los adultos mayores y a las comunidades de bajos ingresos. Un nuevo estudio revela que el calor en interiores puede ser tan peligroso como el calor exterior, exacerbando problemas de salud y resaltando la necesidad de soluciones más efectivas.
El problema del calor extremo en EE. UU.
Gloria Gellot, de 79 años, vive en un apartamento en el segundo piso en Nueva Orleans, donde el calor del verano es insoportable. A pesar de tener un aire acondicionado, Gloria lucha por mantener su hogar fresco colgando sábanas en las puertas y manteniendo las persianas cerradas para bloquear el sol. Su apartamento, dañado por el huracán Ida en 2021, irradia calor desde las paredes destruidas.
El calor extremo no solo es incómodo, sino peligroso. El año pasado, se relacionaron unas 11,000 muertes y 120,000 visitas a la sala de emergencias con lesiones por calor. Las personas mayores como Gloria, que viven solas en unidades mal aisladas, están entre las más vulnerables. La creencia de que el aire acondicionado puede mantener a todos seguros se está desmoronando ante las temperaturas récord.
Jaime Madrigano, investigador de salud pública de la Universidad Johns Hopkins, advierte que el entorno doméstico puede ser un riesgo significativo. Durante eventos de calor extremo, muchas personas mueren en sus hogares antes de llegar al hospital. Las viviendas dañadas por tormentas carecen de aislamiento adecuado, las redes eléctricas fallan bajo la alta demanda y muchos sistemas de enfriamiento no son lo suficientemente potentes para enfrentar el calor creciente.
Estudios y realidades del calor en Interiores
El verano pasado, Madrigano lideró un equipo que colocó sensores de temperatura en los dormitorios de 70 voluntarios en el barrio Ninth Ward de Nueva Orleans. Durante el verano más caluroso registrado en la ciudad, aproximadamente una cuarta parte de las mediciones promedio superaron los 27 grados Celsius, y la mitad de los hogares alcanzaron estos niveles en algún momento del día. Los participantes informaron síntomas de enfermedades por calor como mareos, dolores de cabeza, náuseas, debilidad y fatiga, incluso con aire acondicionado.
Simi Hoque, ingeniera arquitectónica de la Universidad de Drexel, explica que los sistemas de enfriamiento vendidos hace 10 años ya no pueden mantenerse al día con las temperaturas actuales. Los acondicionadores de aire necesitan trabajar un 30% más para mantener una casa a 24 grados Celsius cuando las temperaturas exteriores suben de 35 a 37 grados Celsius. Muchos residentes no pueden pagar las facturas de energía más altas, y la demanda adicional estresa las redes eléctricas, lo que puede llevar a apagones mortales, como se vio en el noroeste del Pacífico en 2021.
El calor y las comunidades de color
Las comunidades negras e hispanas son desproporcionadamente afectadas por el calor extremo debido a décadas de políticas de vivienda racistas y la falta de recursos para pagar aire acondicionado o ventiladores. En Nueva York, los residentes negros tienen el doble de probabilidades de morir por calor que sus contrapartes blancas. El calor no solo es mortal, sino que también causa problemas respiratorios, eventos cardiovasculares agudos, trastornos del sueño y deterioro cognitivo.
Dee Dee Green, organizadora en el barrio Hollygrove de Nueva Orleans, ha visto su aire acondicionado romperse tres veranos consecutivos debido al exceso de trabajo. Los costos adicionales para las familias de bajos ingresos, como la necesidad de comprar más alimentos porque se echan a perder más rápido, agravan la situación. Green y otros residentes están plantando árboles y presionando a la ciudad para construir bioswales que también ayudan a reducir las inundaciones.
Políticas y soluciones necesarias
Aunque muchos estadounidenses de bajos ingresos son elegibles para fondos federales de asistencia energética, la realidad es que estas ayudas no siempre son suficientes. En Nueva Orleans, una nueva ordenanza exige que los propietarios proporcionen suficiente aire acondicionado para mantener las habitaciones a menos de 27 grados Celsius, pero la falta de financiamiento limita su aplicación.
Hoque destaca que los cambios en las políticas solo se hacen cuando ocurre algo grave, pero para personas como Gloria Gellot y sus vecinos, la situación ya es crítica. La adaptación al calor extremo debe incluir mejoras en la infraestructura, mayor asistencia financiera y un enfoque en soluciones sostenibles a largo plazo para proteger a las comunidades más vulnerables.
El creciente calor en las ciudades de EE. UU. demuestra que el aire acondicionado ya no es una solución suficiente. La necesidad de adaptarse a un clima más cálido es urgente y requiere un enfoque multifacético que aborde tanto la infraestructura como la desigualdad social. Solo así se podrá garantizar la seguridad y el bienestar de todos los ciudadanos en un mundo cada vez más caluroso.
El artículo Récord de temperaturas en EEUU: El aire acondicionado ya no es suficiente aparece primero en Driving ECO.