Uno de los tantos problemas de los coches eléctricos enchufables es la falta de infraestructura para cargar y la lentitud de dicha carga, algo que afecta especialmente a los viajes largos. Sin embargo, podría tener una solución: no tener que depender de las estaciones de carga o electrolineras. Esto se consigue mediante lo que se conoce como carga dinámica.
¿Te imaginas que tu coche vaya cargándose mientras viajas por la carretera? Sin necesidad de parar, sin necesidad de preocuparse por la autonomía… Pues esto es posible, y ya existe tecnología para hacerlo. ¿El problema? La inversión que se necesita para modificar todas las carreteras.
Carga inalámbrica
La carga inalámbrica, también conocida como carga por inducción, es un sistema que permite transferir energía eléctrica entre dos objetos sin necesidad de una conexión física. En el caso de los vehículos eléctricos, esto significa poder cargar la batería sin tener que conectar un cable.
La carga inalámbrica se basa en el principio de inducción electromagnética. Este principio, descubierto por Faraday, establece que un campo magnético variable en el tiempo induce una corriente eléctrica en un conductor cercano. Para que esto sea posible, se necesita una base de carga debajo del lugar donde estacionará el coche, con una gran bobina de cobre para inducir o generar el campo magnético alterno. También se necesita otra bobina receptora en el vehículo para poder captar es energía inducida y transformarla en corriente eléctrica.
Esto tiene una serie de ventajas frente a la carga mediante cables, como la eliminación de cables o conexiones. Pero también supone unos desafíos importantes, ya que la eficiencia no es la misma que mediante la carga con cable, en este caso existen pérdidas de energía significativas. También influye la distancia, que deberá ser bastante corta para que el proceso funcione, así como sus costes.
Principio de funcionamiento
La inducción electromagnética