Se presentó en el Salón del Automóvil de París de 1967 y se convirtió en todo un descubrimiento para los compradores de ese año. Su silueta era muy parecida a la del ya popular Citroën 2CV, pero con unas formas más angulosas, a la moda los finales de 1960. Destacaba por un capó menos curvado y por unas puertas grandes y amplias.
El portón del maletero, de apertura vertical, daba acceso a un maletero que anticipó el aprovechamiento de ese espacio en los actuales modelos de la marca. De hecho, se podían abatir los asientos traseros y conseguir así mucho más espacio disponible. En el interior se recuperaron los asientos tubulares del 2CV y se utilizó el plástico en varios lugares para darle una interesante imagen futurista.
Todos los elementos necesarios para la conducción estaban orientados hacia el conductor, así que estaba todo más a mano y se mejoraba la funcionalidad del habitáculo. Todo contribuyó a su éxito, aunque el motor y su bajo consumo también ayudó a que los compradores se acercaran a este modelo para disfrutar de la conducción y la versatilidad.
También se valoró mucho la estabilidad y la suspensión que ofrecía, junto con unos frenos muy eficientes. A nivel estético, el trabajo de Louis Bionier, el diseñador al cargo del proyecto AY, como se conocía, también sorprendió. El resultado se pudo fabricar en la misma línea de montaje que el 2CV y utilizaba su misma estructura.
Los faros eran diferentes, integrados en las aletas delanteras y con un marco cromado, que le daba un aspecto más refinado. El parabrisas tenía una posición más elevada que en el caso del 2CV y ofrecía una mejor visibilidad.
Con todo esto, se fabricaron 1.443.493 unidades, de los cuales 233.104 salieron de la planta de la marca en Vigo. Su figura se ha dejado ver en muchas películas europeas, ya que su resistencia y durabilidad le ha permitido estar en el mercado desde 1968 hasta 1987. Contón con una versión furgoneta, denominada Citroën Acadiane o Dyane 6 400, que alcanzó las 250.000 unidades.