Si hay -o había- un referente indiscutible en lo que respecta a diseño y producción de asientos deportivos, ese sin duda alguna era Recaro. Aunque no solo se dedicaba a diseñar baquets y semibaquets con un estilo único y precioso (también lo hacía con asientos de aviación y con sillitas infantiles, aunque en esto último no destacaba de forma muy positiva), sí era su principal baza… ¿y por qué hablamos en pasado? Pues porque hace solo unos días se ha hecho público que Recaro se ha declarado en bancarrota.
La quiebra de Recaro se comunicó a un tribunal alemán el pasado 30 de julio, mismo día que la compañía, una de las más antiguas marcas de asientos para automóviles, comunicaba la situación financiera a los 215 empleados que trabajan en su fábrica de Kirchheim unter Teck, al sudoeste de Stuttgart.
Adiós a Recaro y BBS
Lo cierto es que la empresa se ha visto envuelta en varios movimientos, cambios de nombre y de manos en los últimos años. En torno a 2011, el grupo Johnson Controls comunicaba la compra de Recaro Automotive, que se hacía totalmente efectiva en 2016 pasando a nombrarse Adient. En 2020 vendían sus derechos a Raven Acquisitions, mientras que los trabajadores contaban una tras otra concesión salarial con el objetivo de intentar estabilizar las cuentas.
Sin embargo, todo ha terminado por colapsar y muy tristemente Recaro no ha podido evitar la quiebra, desenlace que también ha experimentado el especialista en llantas BBS. ¿Y ahora qué? Pues todo hace prever que tendremos que despedirnos de una vez por todas de los productos que ambas comercializaban con tanto éxito entre los fanáticos del motor y las cuatro ruedas.
Recogiendo frutos de la producción asiática
Pero ojo, porque pueden no ser las únicas: el futuro de otras marcas tan míticas como ZF o Valeo podría