Pronto se va a votar la aplicación de aranceles que grabarán a los coches eléctricos que se importen desde China. Pero aunque al parecer desde el principio de la propuesta todos los países estaban de acuerdo con la medida, las cosas han ido cambiando. Hay varias causas, pero una de las más importantes es que varias compañías chinas están pensando en invertir con fuerza en Europa para producir sus vehículos en el continente.
Y no solo eso, sino que España se va a beneficiar de estas inversiones. Por el momento, el grupo Chery comprará la planta de Nissan en Barcelona, donde se fabricarán modelos de Jaecco y Omoda junto con los vehículos de Ebro. La planta de Santana en Linares, Jaén, también se ha puesto en el punto de mira de una empresa china para fabricar sus modelos destinados a Europa allí.
La multinacional SAIC también planea instalar su primera fábrica europea en España, así que está previsto que ese arancel no suponga mucha diferencia en el mercado. De hecho, hay varias marcas chinas que han anunciado que el precio final de sus coches no cambiará aunque se aplique los aranceles.
Esto hace que la aplicación de los aranceles no suponga ningún cambio ni ningún beneficio frente a los fabricantes europeos, así que se cuestiona su efectividad. Por el momento, los modelos más vendidos por estas marcas, a excepción de BYD, son modelos con motor de combustión, así que les afecta poco.
Las autoridades europeas están negociando con las autoridades chinas para que acepten los arenceles, ya que desde Europa se considera que las marcas chinas reciben un subsidio del gobierno chino que les pone en ventaja sobre las marcas europeas. Las conversaciones van a continuar durante un tiempo más, así que hay opción de que estas diferencias se puedan ajustar y evitar que se encarezcan los coches elécctricos chinos.
El CEO de CUPRA avisó hace unas semanas que el Tavascan podría estar en riesgo y no solo el modelo, sino toda la marca, debido a que este modelo se fabrica en China y podría sufrir un incremento de precio considerable.
Por el momento, parece que las intenciones de inversión en Europa por parte de estas empresas chinas hará que la situación sea más suave y se pueda salvar este escollo, acercando ambas posturas hacia un lugar común que benefice a todos.