El auge de las baterías en redes eléctricas está transformando el sector energético de EE.UU., liderado por California y Texas. Estos dos estados concentran el 72% de las baterías en operación y seguirán dominando la expansión con una capacidad de almacenamiento que se duplicará para 2026, lo que refuerza el papel de las energías renovables y la eficiencia en la gestión energética.
Baterías y redes eléctricas: la transformación energética de EE.UU.
Texas y California encabezan el despliegue de baterías en redes eléctricas a nivel nacional, con una capacidad conjunta que abarca el 72% de los sistemas de almacenamiento en operación. Según la Administración de Información Energética de EE.UU. (EIA), California tiene actualmente instalados unos 9,920 megavatios (MW) de capacidad de almacenamiento, mientras que Texas le sigue con 4,832 MW.
Estas baterías permiten a las redes eléctricas almacenar energía sobrante durante periodos de baja demanda, como cuando la generación solar supera las necesidades de consumo. Posteriormente, se descarga la energía almacenada en momentos de alta demanda, como las horas pico nocturnas, optimizando el uso de fuentes renovables y reduciendo la dependencia de combustibles fósiles.
El auge del almacenamiento energético
En total, 29 estados de EE.UU. han integrado 20,521 MW de capacidad de almacenamiento en sus redes eléctricas, y otros 28,600 MW están en desarrollo y se espera que entren en operación para mediados de 2026, según la plataforma de datos energéticos Cleanview. Esta expansión permitirá a Texas superar a California como el principal estado en capacidad de baterías, alcanzando 17,257 MW una vez finalicen los proyectos en curso, frente a los 16,000 MW de California.
Este crecimiento en capacidad de almacenamiento es crucial para la integración de fuentes renovables en el sistema eléctrico. En California, por ejemplo, la red de baterías suministra cerca del 17% de la electricidad durante el pico de demanda nocturno, según gridstatus.io, superando la contribución de parques eólicos y centrales hidroeléctricas durante el mismo periodo.
Desafíos y oportunidades en el sector energético
La instalación de baterías en las redes eléctricas no solo aumenta la eficiencia energética y reduce las emisiones, sino que también plantea retos técnicos y económicos. La construcción y el mantenimiento de estas infraestructuras requieren inversiones significativas, aunque los costos han estado disminuyendo rápidamente. Según Clean Energy Associates, el costo de un contenedor de batería de corriente directa (DC) de 20 pies, capaz de almacenar 3.7 megavatios-hora (MWh) durante 4 horas, ha bajado casi a la mitad entre 2022 y 2024, pasando de $270 por kilovatio-hora (kWh) en 2022 a $148/kWh en 2024.
A medida que los costos de las baterías sigan cayendo, más empresas energéticas podrán adoptar esta tecnología a gran escala, lo que facilitará su integración en un número creciente de estados y contribuirá a la descarbonización del sector eléctrico. Sin embargo, 19 estados, incluidos Pensilvania y Kentucky, aún no tienen proyectos de baterías en desarrollo, debido a su dependencia de combustibles fósiles o la falta de energía renovable que justifique la necesidad de almacenamiento.
Expansión tecnológica y sostenibilidad en el almacenamiento energético
El crecimiento de la capacidad de almacenamiento en baterías también está impulsando innovaciones tecnológicas y estrategias de gestión de la energía en los estados más comprometidos con la transición energética. Arizona, Nevada y Florida están emergiendo como actores clave en este sector, con planes para ampliar significativamente sus redes de baterías. Arizona, por ejemplo, añadirá 2,616 MW a su capacidad actual, alcanzando los 4,430 MW, lo que lo posiciona como el tercer mayor usuario de baterías en Estados Unidos. Este aumento en la capacidad refleja un compromiso regional por mejorar la resiliencia de las redes eléctricas frente a picos de demanda y fluctuaciones en la generación renovable, optimizando la eficiencia en la distribución de la energía.
A medida que la infraestructura de baterías crece, también lo hace el interés por desarrollar tecnologías más avanzadas y sostenibles para el almacenamiento energético. Se prevé que el aumento de la capacidad de baterías no solo reducirá la dependencia de las fuentes de energía tradicionales, sino que también contribuirá a la estabilidad de los precios de la electricidad, al permitir un uso más eficiente de los recursos energéticos renovables. Además, la expansión de la red de baterías en el país podría ser clave para reducir las emisiones de carbono a largo plazo, haciendo que estados como Texas y California no solo lideren en capacidad de almacenamiento, sino también en la adopción de tecnologías limpias que definirán el futuro energético de Estados Unidos.
Futuro del almacenamiento energético
A medida que más estados invierten en sistemas de almacenamiento de energía, se espera que la capacidad total de baterías en EE.UU. se duplique para 2026, alcanzando los 49,110 MW. Este crecimiento consolidará el papel de las baterías como una herramienta clave para equilibrar la oferta y la demanda en las redes eléctricas, maximizando el uso de energías renovables y minimizando la huella de carbono del sector.
Con una tendencia de precios a la baja y un aumento en la demanda de soluciones energéticas limpias, las baterías se perfilan como una pieza central en la transición hacia un futuro energético más sostenible en EE.UU. y en el mundo.
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