A medida que la COP16 se inaugura en Cali, Colombia, casi 200 naciones se reúnen para discutir los avances en los compromisos de biodiversidad establecidos en el Acuerdo Kunming-Montreal de 2022. Solo 31 de los 195 países han presentado un plan de acción, lo que pone en duda si se logrará proteger el 30% de los ecosistemas terrestres y marinos para 2030. Mientras tanto, la falta de financiación y los retos técnicos complican el panorama, dejando a los países más pobres con pocas herramientas para desarrollar sus estrategias de conservación.
El rezago en los planes de biodiversidad
Dos años después del histórico Acuerdo Kunming-Montreal, el panorama es preocupante: solo 31 de los 195 países han presentado sus Planes Nacionales de Biodiversidad (NBSAPs, por sus siglas en inglés), un compromiso clave en la lucha por detener la pérdida de la naturaleza. Estos planes, exigidos para ser entregados antes de la COP16, son fundamentales para cumplir con el objetivo principal del acuerdo: proteger el 30% de las tierras y los océanos del planeta para 2030. Este retraso resalta la falta de urgencia con la que muchos países están abordando el colapso ambiental.
Según datos del WWF, la mayoría de los países que han cumplido con la presentación de sus planes son naciones ricas, como Canadá, Japón y varios países europeos. Por el contrario, muchos países en desarrollo aún no han presentado sus propuestas, en parte debido a la falta de financiamiento y recursos técnicos. Según la ministra de Medio Ambiente de Colombia, Susana Muhamad, quien preside la COP16, una de las razones de este retraso es la escasez de fondos, que dificulta la elaboración de planes efectivos. Países con gobiernos recién elegidos también se enfrentan al desafío de ponerse al día en sus compromisos internacionales.
Financiación insuficiente para la conservación
Uno de los principales puntos de discusión en la COP16 es cómo financiar los esfuerzos de conservación en los países más pobres, donde la falta de recursos económicos y técnicos sigue siendo una barrera importante. Durante la COP15, celebrada en 2022, los países acordaron destinar 20.000 millones de dólares anuales para 2025 a los países en desarrollo con el fin de ayudarlos a cumplir sus metas de biodiversidad. Sin embargo, el financiamiento actual apenas ha superado los 15.400 millones de dólares, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) publicados en septiembre.
Si bien esta cifra hace que el objetivo de 2025 parezca alcanzable, muchos críticos señalan que el compromiso financiero pudo haber sido mucho más ambicioso. «El flujo de dinero nuevo desde COP15 ha sido bastante limitado», afirmó Brian O’Donnell, director de la Campaña por la Naturaleza, una organización que aboga por la protección de la biodiversidad. Además, existe una considerable incertidumbre sobre cuánto se está invirtiendo realmente, ya que los datos disponibles tienen un desfase de dos años, lo que significa que no se sabrá con precisión el gasto en biodiversidad en 2023 hasta que los informes financieros se actualicen después de 2025.
La creación del Fondo Global para el Marco de la Biodiversidad (GBFF, por sus siglas en inglés) fue uno de los logros más importantes de la COP15. Este fondo, concebido para recaudar miles de millones de dólares destinados a la conservación, ha recaudado hasta ahora solo 238 millones de dólares, una cifra muy inferior a las expectativas iniciales.
Colombia al frente: un llamado a la acción urgente
Colombia, anfitrión de la COP16 y uno de los países más megadiversos del mundo, está en el centro de la conversación global sobre biodiversidad. La ministra de Medio Ambiente, Susana Muhamad, ha destacado la importancia de reevaluar las estrategias de los países para alcanzar las metas de conservación y la necesidad urgente de fondos adicionales. Durante su discurso inaugural, Muhamad subrayó que las naciones deben alinear sus políticas climáticas y de biodiversidad, reconociendo la interconexión entre ambos desafíos. El cambio climático, con fenómenos como el calentamiento oceánico y las sequías prolongadas, está acelerando la pérdida de ecosistemas, poniendo en riesgo tanto la biodiversidad como los medios de subsistencia de millones de personas.
Una de las mayores preocupaciones en esta cumbre es cómo enfrentar la creciente crisis de biodiversidad mientras los países continúan incumpliendo los plazos y compromisos asumidos en Kunming-Montreal. La destrucción de la naturaleza no ha disminuido. La tala ilegal, la expansión agrícola descontrolada y la sobreexplotación de recursos marinos siguen siendo prácticas comunes en muchas regiones. El reciente informe del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) advierte que sin un cambio radical en las políticas de conservación y un mayor apoyo financiero, los objetivos de proteger el 30% del planeta para 2030 podrían no alcanzarse.
Nuevas iniciativas de conservación
La cumbre COP16 también pone el foco en la creación de mecanismos financieros innovadores para la conservación. Uno de los objetivos clave de esta reunión es explorar formas de generar ingresos que puedan ser canalizados hacia la protección de la naturaleza. Se han propuesto diversas opciones, como los bonos verdes y los impuestos sobre actividades que impactan negativamente la biodiversidad, con la esperanza de que estas medidas puedan cerrar la brecha financiera actual. No obstante, las iniciativas aún están en una etapa temprana, y queda por ver si serán adoptadas de manera efectiva por los gobiernos y empresas presentes.
Otro desafío destacado en la cumbre es la falta de capacidad técnica en muchos países en desarrollo para implementar los planes de biodiversidad de manera eficiente. La creación de alianzas estratégicas entre naciones con más recursos y aquellas que carecen de ellos podría ser crucial para acelerar los avances. Los expertos señalan que, sin este tipo de colaboración internacional, las metas globales serán difíciles de alcanzar. En este sentido, los actores internacionales, tanto públicos como privados, tienen un papel decisivo que jugar para que el financiamiento y la experiencia técnica lleguen a quienes más lo necesitan.
La COP16 es un recordatorio urgente de que el mundo está rezagado en sus compromisos de biodiversidad, con la mayoría de los países aún sin planes concretos para 2030. A pesar de las promesas financieras, la falta de fondos y de capacidad técnica en los países en desarrollo sigue siendo un obstáculo clave para la conservación global. Si no se toman acciones decisivas y se crean mecanismos innovadores de financiación, los objetivos del Acuerdo Kunming-Montreal corren el riesgo de no cumplirse a tiempo.
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