El gasoducto TurkStream, que transporta gas desde Rusia hacia Turquía a través del Mar Negro, ha sido señalado por Hungría como una solución crucial para la posible interrupción del suministro de gas ruso vía Ucrania. Peter Szijjarto, ministro de Asuntos Exteriores de Hungría, subrayó en el Foro Internacional de Gas de San Petersburgo que su país se ha preparado para este escenario al recibir gas a través de TurkStream, lo que asegura el suministro incluso si se cancela el tránsito por territorio ucraniano. Hungría ya tiene un acuerdo con Gazprom para recibir 6.7 mil millones de metros cúbicos de gas en 2024, lo que maximizaría la capacidad del gasoducto.
TurkStream: una ruta clave para el gas en Europa Central
El contexto es preocupante para muchos países europeos, ya que el contrato de cinco años entre Rusia y Ucrania para el tránsito de gas expirará el 31 de diciembre de 2024. Con el conflicto en curso entre ambos países, se considera poco probable que se renueve el acuerdo, lo que dejaría a Europa sin una ruta importante para el gas ruso, que en su momento cubría hasta el 8% de la demanda total del continente. En 2023, Rusia transportó 15 mil millones de metros cúbicos de gas a través de Ucrania, pero la expectativa es que esta vía se cierre, lo que podría llevar a una crisis de suministro si no se encuentran alternativas viables.
La apuesta de Hungría y su relación con Rusia
A diferencia de la mayoría de los países de la Unión Europea, Hungría ha mantenido estrechas relaciones comerciales y políticas con Rusia, lo que ha sido clave para asegurar su suministro energético. Mientras otros países de Europa han reducido su dependencia del gas ruso tras la invasión de Ucrania, Hungría ha optado por continuar su cooperación con Gazprom, la principal empresa energética de Rusia. Según Szijjarto, Hungría no tiene alternativas atractivas al suministro ruso, lo que refuerza la importancia de mantener operativos los acuerdos con TurkStream.
El gasoducto TurkStream ha cobrado relevancia como una de las rutas más fiables para el suministro de gas ruso hacia Europa, especialmente en momentos de inestabilidad política en torno a las rutas de tránsito tradicionales como Ucrania. En este contexto, Hungría no solo garantiza su seguridad energética, sino que también propone esta ruta como una solución para otros países de Europa Central que podrían verse afectados por la suspensión del tránsito ucraniano. No obstante, este enfoque podría generar tensiones dentro de la UE, donde muchos países buscan reducir su dependencia de los combustibles fósiles rusos como respuesta al conflicto en Ucrania.
TurkStream y la creciente dependencia de Europa Central
El gasoducto TurkStream ha emergido como una opción crítica no solo para Hungría, sino también para varios países de Europa Central que enfrentan la incertidumbre sobre el suministro de gas. A medida que se aproxima la fecha de expiración del acuerdo de tránsito de gas ruso a través de Ucrania, la región busca alternativas para evitar una posible crisis energética. Peter Szijjarto, ministro de Exteriores húngaro, dejó claro que la infraestructura de TurkStream no solo satisface las necesidades húngaras, sino que también podría convertirse en la principal fuente de gas para otros países vecinos si la ruta ucraniana se cierra definitivamente.
Hungría ha logrado asegurar un acuerdo con Gazprom para recibir 6.7 mil millones de metros cúbicos de gas en 2024, cubriendo su demanda y maximizando el uso de la capacidad de TurkStream. Sin embargo, otros países europeos no han logrado la misma estabilidad en sus acuerdos con Rusia y enfrentan mayores riesgos si no se encuentra una solución alternativa al tránsito por Ucrania. Aunque los flujos de gas ruso hacia Europa han disminuido drásticamente desde 2018, la dependencia de algunos países de Europa Central en el gas ruso sigue siendo significativa, y TurkStream ofrece una vía crítica para mantener esos suministros.
Implicaciones geopolíticas del gas ruso
La situación de Hungría ilustra la compleja intersección entre energía y geopolítica en Europa. Mientras la mayoría de los países europeos se han alejado de los combustibles fósiles rusos, Hungría ha mantenido una postura de cooperación con Moscú, priorizando la estabilidad de su suministro energético sobre las tensiones diplomáticas con el Kremlin. Esto ha generado fricciones dentro de la Unión Europea, donde muchos miembros han presionado por una mayor independencia energética respecto a Rusia.
Por otro lado, la misma Rusia también busca mantener su influencia en el mercado energético europeo a través de rutas como TurkStream, en un contexto en el que la demanda europea de gas ruso ha caído debido a la guerra en Ucrania y las sanciones impuestas. Aunque el cierre del tránsito por Ucrania reduciría aún más los flujos de gas a Europa, la infraestructura de TurkStream garantiza que algunos países, como Hungría, sigan dependiendo de Gazprom.
La propuesta de Hungría de utilizar TurkStream para cubrir las necesidades energéticas de otros países de Europa Central es vista como una estrategia pragmática para evitar una crisis de suministro. Sin embargo, esto también plantea interrogantes sobre el futuro de la política energética europea y su alineamiento con los objetivos de independencia energética y reducción de las emisiones de carbono. Con la expiración del acuerdo de tránsito a fin de año y sin señales de renovación, la importancia de rutas alternativas como TurkStream será cada vez mayor para la región, pero a costa de depender de un socio geopolíticamente controvertido como Rusia.
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