Las emergencias tienen protagonistas fundamentales que están en movimiento y que se encargan de llegar a los puntos donde se les requiere: los vehículos de emergencia. Estos actúan de manera inmediata una vez recibido el aviso correspondiente y se mueven siguiendo unas normas específicas, que en algunos casos difieren de las normas de circulación que debemos cumplir todos. Además, el resto de vehículos deben de permitir y facilitar su paso, para que lleguen hasta su destino en el menor tiempo posible.
Los vehículos de emergencia son las ambulancias, los vehículos policiales y de la Guardia Civil, bomberos, vehículos de protección civil y similares. Estos vehículos emiten una señalización luminosa, de color azul y muy visible a distancia, además de una señal acústica que avisa de su presencia.
Estos vehículos pueden superar la velocidad máxima de la vía, siempre y cuando sea posible y no haya peligro. También pueden obviar las señales de tráfico verticales y horizontales, pero teniendo precaución, sobre todo en los cruces y no generar situaciones de riesgo. También pueden utilizar carriles restringidos y meterse por direcciones prohibidas si es necesario para llegar hasta la emergencia. Todo ello, claro, sin generar peligro ni situaciones de riesgo.
En cuanto al resto de usuarios de las vías, estos han de ceder el paso siempre a estos servicios de emergencia. En el caso de que se esté circulando en una autopista o autovía, hay que retirarse a ambos lados de la vía y permitir la creación de un pasillo para que puedan pasar.
Ante la presencia de un vehículo de emergencias, hay que mantener la calma y permitir su paso. No hay que realizar frenazos bruscos ni acelerar para adelantarlos. Se ha de ralentizar la marcha, apartarse y dejarlos pasar. Si es necesario, se ha detener el vehículo en el arcén y retomar la marcha una vez pasen.
Si se están dando instrucciones desde la megafonía de los vehículos de emergencia, hay que obedecer las instrucciones que ofrezcan y acatarlas de la manera más rápida y segura posible.