Entre los numerosos datos que proporcionan los fabricantes acerca de sus coches eléctricos está el de la potencia máxima de carga. En el caso del Volkswagen ID.3 de 58 kWh sería de 100 kW. Un dato importante para saber hasta qué punto será posible efectuar una carga rápida, especialmente cuando uno está de viaje.

Sin embargo, los fabricantes no suelen comunicar la que se llama la curva de carga, es decir, cómo es esa carga. Y es que si un coche como el Volkswagen ID.3 puede recargarse con una potencia de 100 kW, no lo va a hacer desde que se enchufa hasta que se desenchufa para seguir su ruta.

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A grandes rasgos, la batería de un coche no es diferente de la de un móvil. Cuanto más vacía esté, más rápido se va a recargar al principio, subiendo la potencia de carga hasta su máximo, se mantendrá ahí un tiempo e irá bajando posteriormente su potencia de carga hasta que esté llena.

De ahí, que el dato realmente importante no sea la potencia de carga máxima en sí, sino cómo se carga y cuanto tiempo mantiene ese máximo. Esa esa la curva de carga. Así, de poco sirve si un coche puede cargar hasta 150 kW si solo alcanzará esa potencia unos minutos y el resto del tiempo cargará a 30 kW.

Fuente: Electromobilitate

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