Aston Martin corta sus planes de producción y anuncia el despido de centenares de trabajadores, Bentley recuce su plantilla en un millar y la semana pasada saltaban las alarmas y McLaren, además de tomar la misma medida recortando 1.200 de los puestos de trabajo, lo que supone el 25 por ciento del total, de los múltiples y diferentes departamentos de su sede en Woking, según la prensa financiera se enfrentaba a una posible declaración de bancarrota inminente.
Así, el trío de fabricantes de coches de lujo británico parecía estar en un claro abismo provocado por las repercusiones que la pandemia de Covid-19 ha generado en todos los aspectos incluidos los ingresos procedentes de una de las mayores fuentes financieras de la empresa como es su participación en el campeonato de Formula 1, que retoma este próximo fin de semana su actividad en Austria.
Durante los últimos días el mutismo daba a entender que, de una parte, la situación de McLaren podría ser crítica y, de otra, que los ejecutivos se afanaban en encontrar un inversor capaz de insuflar dinero que fluyera por las cuentas de la marca.
Algo que ha sucedido a partir de sus lazos con Oriente Medio y que el propio director del área de competición, Zak Brown ha confirmado a la prensa especialista.
La falta de ingresos llevó a McLaren a presentar una demanda contra sus acreedores con el fin de disponer de fondos suficientes con los que afrontar, al menos, el presente ejercicio.
Parece ser que el National Bank of Bahrain ha dispuesto un préstamo por valor de 150 millones de libras, equivalentes a unos 164 millones de euros, para dar salida a esta situación crítica.
La entrada de este capital bareiní vendría a partir del holding Mumtalakat, consorcio de inversión que ya posee más del 56 por ciento de las acciones de McLaren.