Vale que en nuestro mercado sean un tipo de coche bastante residual, pero las pick-up tienen sus adeptos en todos los rincones del mundo y que el interés de los fabricantes está ahí es innegable. Por eso la Mazda BT-50 ha estrenado una renovación para mantenerse viva.
La tercera generación de la Mazda BT-50 ha llegado con el propósito de calar en mercados como el asiático y Oceanía, con Australia como objetivo funcamental, y lo hace con una imagen más sobria y elegante, pero confiando en la plataforma y motorización Isuzu.
Mazda quiere su parte del pastel de las pick-up
Aunque la base sobre la que se ensambla es la de la conocida Isuzu D-Max, la Mazda BT-50 lude un diseño completamente diferente. La firma japonesa ha hecho valer su lenguaje KODO introduciendo principalmente en la parte frontal ciertos rasgos que nos recuerdan mucho a otros modelos de la marca.
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La enorme parrilla delantera cuenta con lama horizontales y sus marcos cromados se integran bajo unos grupos ópticos bastante pequeños, con formas muy de turismo en lugar de los grandes focos a los que nos tiene acostumbrado este segmento (y la BT-50 anterior, con respecto a la que gana muchos enteros estéticamente). El aspecto general es más refinado que la D-Max.
Por lo demás nos encontramos pocos cambios en la versión de doble cabina (la única presentada de momento, y la más