Los coches eléctricos han llegado para quedarse y, respecto a los automóviles de combustión, cuentan en general con un mantenimiento más sencillo. Esto se debe a que su mecánica dispone de menos elementos susceptibles de desgaste, lo se traduce en hasta un 30 % de ahorro. O, al menos, es lo que sostiene Peugeot al comparar el mantenimiento de un Peugeot e-208 con su homólogo de combustión de gasolina.
Al analizar la anatomía de un coche elécrico frente a un modelo de combustión o híbrido, apreciamos que éste es mucho más sencillo en lo que toca a la motor. Su complejidad viene de la mano de otros aspectos alejados del mantenimiento como la gestión de la batería, la gestión térmica o su eficiencia.
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Esto significa que, aunque los eléctricos tienen un precio más elevado que los de combustión, sobre todo si comparamos modelos que cuentan con variantes térmicas y electrificadas como es el caso del 208 o el nuevo Corsa, a lo largo de su vida útil disfrutan de menores costes de mantenimiento, así como a combustible.
Motor y transmisión
Mientras que el propulsor de combustión suele tener cerca de 30.000 piezas, un propulsor eléctrico reduce estos componentes en un 60 % aproximadamente, al menos en lo que toca a las mecánicas del grupo PSA.
No obstante y de forma general, efectivamente un motor eléctrico tiene una configuración más sencilla. Normalmente la mayoría de fabricantes utilizan propulsores de