Tesla es la compañía de automoción más valiosa del mundo (al menos en capitalización bursátil). No es de extrañar, por tanto, que sea el objetivo de diversos ataques informáticos. Elon Musk confirmó hace poco que la Gigafactoría de Reno, Nevada, había sido el objetivo de un ataque de ransomware. El miembro de un grupo de hackers, se había supuestamenteacercado a un empleado de la Gigafactory con la promesa de una importante suma de dinero si les ayudaba.
El ataque nunca llegó a realizarse, pues el empleado de Tesla, que no rechazó la oferta, se lo comunicó a la dirección de la fábrica. Y Tesla a su vez puso en alerta al FBI y se inició una investigación que terminó con el arresto el pasado 22 de agosto de un ciudadano ruso, Igor Igorevich Kriuchkov, en Los Angeles cuando intentaba huir del país.
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La historia de este ataque de ramsonware fallido arroja cierta luz acerca de cómo funcionan estos ataques, especialmente cuando se trata de una empresa tecnológica cuya ciberseguridad no es precisamente la misma que en una pequeña empresa local de suministros, por ejemplo.
A principios del mes de agosto, Igor Igorevich Kriuchkov, quedó con un amigo suyo en un bar de Reno. Tras pasar la noche bebiendo, Igor le propone colaborar con un grupo que lleva a cabo proyectos