La verdad es que la marca de microurbanos asociada a Mercedes-Benz que todos conocemos como smart bien pudo haberse llamado Swatch, la famosa marca de relojes suiza, y bajo la cual se encuentran otras de reconocido prestigio como Omega o Longines, o incluyo haber portado el logo de Volkswagen. De hecho, smart resulta de la contracción de «Swatch Mercedes ART».
smart resulta de la contracción de Swatch Mercedes ART.
Corría el año 1982 cuando el CEO de Swatch, Nicolas Hayek, tuvo la idea de desarrollar un pequeño utilitario para ser usado en ciudad, muy personalizable y atractivo, de sólo dos plazas y que recurriese a una por entonces innovadora mecánica híbrida. Ese diseño, en cierta parte tendría el mismo espíritu de sus relojes de cuarzo de gama baja que tan bien estaban funcionando, y que tan icónicos son.
En una fase inicial de ese proyecto, conocido como Swatchmobile, se recurrió a una ingeniería externa que empezó a darle forma, pero pronto Hayek se daría cuenta que necesitaba aliarse con una marca del mundillo del automóvil, con más experiencia, y sobre todo, con una red de distribución y postventa sobre la que apoyarse, de la cual la relojera carecía. Ese socio perfecto llegó de la mano de Volkswagen en 1991, pero con el ascenso de Ferdinand Piëch como CEO, se vio cancelado, pues el alemán no veía sentido en acometer ese proyecto con Swatch, ya ellos por sí solos eran capaz de realizarlo.
Swatch buscó un socio automovilístico, que primero resultó ser Volkswagen, pero finalmente sería Daimler quien llevara a término el proyecto.
Hayek buscó apoyo de otras marcas como BMW o Fiat, pero finalmente fue Daimler quien ocupó el puesto de sus vecinos de Wolfsburgo mediante un acuerdo anunciado el 4 de marzo de 1994 por el que Daimler-Benz pasaba a controlar el 51 %