El cansancio y el sueño son uno de los mayores enemigos de la conducción, pero hay enfermedades que hacen que controlarlo sea imposible. Es el síndrome de la apnea del sueño, que se vuelve especialmente peligroso cuando no está diagnosticado.
Este trastorno del sistema respiratorio se caracteriza por dejar ‘KO’ a la persona que lo padece en cualquier situación: ya sea en el sofá de su casa o conduciendo por una autopista. Así, el cóctel que crea es potencialmente mortal si ocurre al volante: confusión mental, sommnolencia extrema, microsueños…
El sueño, igual de peligroso que el alcohol al volante
De acuerdo a un estudio del año 2000 del que ha hecho eco la DGT, el 3,6 % de los conductores españoles padecía sueño crónico durante el día (unas 500.000 personas, ya que ese año había unos 12 millones de personas con permiso de conducción en España).
Los #conductores con apnea del sueño 😴💤 tienen hasta 6,3 veces más posibilidades de #accidentetráfico. Sus efectos en la conducción son semejantes a los del #alcohol.Se reduce el riesgo con tratamiento y control de somnolencia diurna.👉 https://t.co/xQ1HMVHXOo pic.twitter.com/suOuPPE1Uz— Dir. Gral. Tráfico (@DGTes) November 30, 2020
De ese porcentaje, el 81 % reconoció haberse quedado dormido alguna vez al volante, mientras que el 25 % lo hacía de forma habitual. De hecho, los enfermos de apnea tienen siete veces más riesgo de sufrir un siniestro vial que el resto de conductores.
Según los expertos, los más proclives a padecer somnolencia son los conductores profesionales (que pasan mayor tiempo al volante), quienes trabajan con turnos muy prolongados, las personas que duermen menos de seis horas, quienes consumen alcohol, hipnóticos u otros medicamentos y aquellas que padecen apena del sueño.