Como cada año, el RACE ha publicado su informe sobre siniestralidad en nuestras carreteras, el cual se integra dentro del programa europeo EuroRAP, cuyo principal objetivo es detectar esos puntos negros de concentración de accidentes y subsanarlos. En concreto, nos encontramos ante la décima octava edición española, y sus resultados, aunque levemente mejores, aún teniendo en cuenta las grandes restricciones de movilidad que hemos sufrido y estamos sufriendo como consecuencia del coronavirus, no nos muestran mejoría ni voluntad.
Respecto al 2019, la mejoría es casi nula
Son dos las conclusiones que destacan desde el RACE, la primera de ellas, que «a pesar de la mejoría general, los tramos negros, aquellos de mayor riesgo, han aumentado respecto al año pasado», destacando que «cuatro tramos repiten como negros, a pesar de las advertencias del RACE», como segunda conclusión.
Así pues, para elaborar este estudio, se ha definido el «Índice de Riesgo» como el número de accidentes mortales y graves ocurridos en un determinado tramo en el periodo de tres años por cada 1.000 millones veh.-km, por lo que básicamente nos da idea de cuán probable es sufrir un accidente en dicho tramo, de forma que un IR superior a 90 indicaría un punto negro, desde 53 a 90 peligroso (color rojo), y por debajo de 7,5, seguro.
Aragón, la comunidad autónoma con mayor riesgo
Con ello, de los 25.082,1 km de la Red de Carreteras del Estado, más del 90 % presenta un riesgo entre bajo y medio, con un 5,8 % medio-alto (rojo) y un 3,6 % alto (punto negro). Así pues, es Aragón la comunidad autónoma que presenta un mayor riesgo con el 17,7 % de las vías, seguida de Asturias (13,9 %), Galicia (10,8 %) y Castilla y León (10,1 %). En el polo opuesto se sitúan País Vasco, Navarra y Madrid con un