La actual generación de los MINI de tres y cinco puertas – en los que también incluimos a las versiones descapotables de cuatro plazas – lleva con nosotros desde el año 2014, y ya ha recibido varias actualizaciones a lo largo de los años. De cara a 2021, recibe un nuevo lavado de cara, con una evolución que podríamos definir como fundamentalmente estética. Quizá la evolución estética más marcada de sus 7 años a la venta, una evolución cuya esencia acerca el núcleo duro de la gama a la estética de productos como el MINI Countryman.
El principal cambio es obvio: la parrilla sigue siendo ovalada, pero es ligeramente más angulosa, y en su interior contamos con insertos de plástico pintados en el color de la carrocería. Los faros antiniebla se suprimen, cumpliendo su función unos LEDs adicionales en sus grupos ópticos. De esta forma, el aspecto frontal del coche es más limpio, incluso más amable. También se ha rediseñado el paragolpes trasero – especialmente notable en los Cooper S – con algunos detalles aerodinámicos y un fino inserto en el color de la carrocería.
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Los emblemas laterales tienen un aspecto evolucionado, y los pilotos traseros siguen imitando la bandera de Reino Unido.
Nos gustan estos cambios. A mayores, y aunque MINI ha cancelado su servicio de personalización MINI Yours, podemos escoger nuevos colores para la carrocería, nuevos diseños de llantas y techos pintados en un gradiente de colores de lo más psicodélico. En su interior los cambios son más discretos: todos los MINI montan ahora la instrumentación que estrenase el MINI Cooper SE hace unos meses, que combina relojes analógicos con una pantalla digital de 5 pulgadas. No hay evolución en el equipo de infotainment, más allá de ligerísimos detalles visuales.
Es decir, sigue teniendo