Peugeot y su gama de utilitarios llevan años en las primeras posiciones de los rankings de ventas. El mítico Peugeot 205 y sus sucesores, los 206, 207 y 208, siempre se han mostrado muy fuertes en el mercado español. Hoy nos toca poner a prueba la segunda generación del Peugeot 208, que ha cambiado de los pies a la cabeza.
En esta ocasión nos hemos decantado por un Peugeot 208 con el acabado Allure, que viene muy equipado, y con un motor muy equilibrado para este tipo de vehículos. Se trata del propulsor 1.2 PureTech; una mecánica de gasolina con tres cilindros y sobrealimentación por turbo en su variante de 100 CV. ¿Es el Peugeot 208 un utilitario interesante? ¡Comenzamos!
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Atrapando miradas, así es el Peugeot 208
El Peugeot 208 es un coche que entra por los ojos. Es llamativo, juvenil y urbanita; siendo este aspecto su principal reclamo. Claro que en otro color más vistoso que este blanco sería aún más atractivo. Hereda de otros modelos el característico frontal con las exitosas luces diurnas de LED en forma de colmillos. Le sientan francamente bien, aunque no es menos cierto que quedan algo expuestas a los típicos golpes de aparcamiento en línea.
Dependiendo del nivel de acabado seleccionado tendremos unos detalles u otros. En este caso, estamos con el acabado Allure, que viene a ser el más elegante de todos. Como veis, el tramado interior de la gran parrilla luce un aspecto diamantado, que le otorga mucha clase. Más abajo tenemos otra gran entrada de aire que recuerda a una sonrisa pícara.
Me parece curioso que en este acabado venga con faros halógenos, no estando ni tan siquiera como opción los de LED. Por su parte, la terminación deportiva GT, sí los incorpora.
El lateral introduce llantas de 17 pulgadas calzadas con unos neumáticos Michelin Pilot