El directivo alemán Markus Duesmann, presidente de Audi, ha confirmado a la publicación alemana Automobilwoche que Audi ha suspendido el desarrollo de nuevos motores de combustión interna. De ahora en adelante se dedicarán, exclusivamente, a actualizar y evolucionar las mecánicas existentes. Al menos, hasta que la electrificación se las lleve por delante al completo. Estas declaraciones ponen una fecha de caducidad más cercana de lo esperado a algunos de los motores más y de altas prestaciones del mercado.
No habrá una futura generación de motores diésel o de gasolina de Audi, más allá de la actual generación de mecánicas. El verdadero motivo por el que Audi no desarrollará más mecánicas es por el enorme coste de hacerlas compatibles con la normativa anticontaminación Euro 7, que entrará en vigor el próximo año 2025. Esta normativa endurecerá al máximo las emisiones contaminantes de los motores de combustión interna, hasta el punto de que provocará que el precio de un coche convencional iguale al de un coche eléctrico en torno a 2026.
A partir de 2035, Audi solo venderá coches eléctricos.
Estos sistemas anticontaminación de altísima tecnología y el férreo control de sus consumos de combustible harán a los motores térmicos inseparables de los motores eléctricos. Mientras tanto, los estrictos límites de emisiones de CO2 impuestos por la UE empujarán al grueso de coches a convertirse en híbridos enchufables. ¿Qué quiere decir todo esto? Que apenas quedarán un puñado de motores térmicos en Audi, y los que sobrevivan serán los más racionales, eficientes y adaptables.
Pensad en los TSI de tres cilindros o los 1.5 TSI, de ciclo Miller y turbo de geometría variable. El futuro es mucho más aciago para motores como los 2.5 TFSI de cinco cilindros o los 5.2 V10 FSI, que nunca fueron diseñados con la electrificación. Los motores V8 biturbo