La resurrección, en clave moderna, de Mini fue una jugada maestra por parte de BMW. Desde que se hicieron cargo de la marca no han hecho más que hacerla crecer y superar récords de producción y ventas. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. Sí, porque aunque en Europa es un conquistador nato, hay regiones del mundo donde aún se le resisten los clientes. EEUU es uno de ellos, aunque también hay que decir que vende más que sus rivales.
El problema que tiene Mini en este mercado es sencillo. Los clientes siguen al pie de la letra lo que dice nuestro refranero «burro grande, ande o no ande». En este caso, el utilitario anda mucho, pero de «burro» grande tiene más bien poco. Por ello la carrocería hatchback de dos y cinco puertas está languideciendo ante su hermano más mayor y capaz Countryman. Por tanto, han decidido lanzar al Mini Oxford Edition para reconquistar su corazón.
El Mini Oxford Edition, por ahora, sólo estará a la venta en EEUU
Para dar forma a esta serie especial Mini Oxford Edition el equipo de diseño ha tirado de creatividad. Así, el exterior cuenta con elementos decorativos nuevos, como por ejemplo llantas de aleación de 17 pulgadas en negro o plata. Como complemento, la carrocería puede vestirse con seis tonos nuevos a contraste con el negro o blanco que recorre el techo o los retrovisores. También cuenta con ópticas LED o traseras con la Union Jack.
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De puertas adentro el Mini Oxford Edition también presenta novedades. Entre ellas, podemos destacar la pantalla central táctil de 8,8 pulgadas con Apple CarPlay o el cuadro de instrumentos digital configurable. La dotación también es generosa, ya que contempla elementos como clima automático de doble zona, asientos delanteros con calefacción, techo interior en color antracita, advertencia de colisión frontal