Renault ha sido formalmente acusada de haber instalado un software en sus coches diésel para detectar cuando el coche estaba en una situación de pruebas o de homologación. Los motores diésel de Renault afectados serían los de que llaman de antigua generación, fabricados de 2009 a 2017.
Parece un remake con acento francés del Dieselgate de Volkswagen, pero la realidad es que la propia Renault ha reconocido su condición de investigada (es decir acusada) este martes.
A Renault se le acusa de «engaño» en el marco de una investigación judicial abierta en Francia el 12 de enero de 2017. En el código penal francés, el “engaño” (tromperie, en francés) se asimila a la falsificación y es un delito intencionado. Los jueces deben constatar la mala fe del autor, es decir, el conocimiento de la falsificación o el engaño.
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Así, el fabricante galo está siendo acusado de instalar un software en sus coches diésel para engañar los controles de emisiones. Los motores afectados son todos los de la generación Euro 5 (2009-2011) y Euro 6B (2013-2017).
Renault tenía y tiene acuerdos con otros fabricantes, sobre todo Nissan, Infiniti y Mercedes-Benz, y compartió sus motores diésel con estos fabricantes. Todavía no hay confirmación, pero es posible que los motores suministrados a esas marcas también se vean afectados por el software que permitía alterar las emisiones.
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