El nuevo BMW Serie 4 Cabrio vuelve a los orígenes de los coches descapotables con su techo de lona, pero al mismo tiempo es más tecnológico, práctico y confortable que nunca. Lo hemos probado y te contamos las primeras impresiones.
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En 2013 BMW decidió separar los caminos de sus berlinas y coupés medios, dándole entidad propia al Serie 4 separado del Serie 3, de quien dependía hasta aquel momento. Mientras el primero tiene carrocerías berlina y touring (familiar), el segundo se desarrolló con tres variantes: coupé, cabrio y gran coupé.
De las tres versiones de este último se han vendido 800.000 unidades en todo el mundo, y de ellas 15.248 se han quedado en nuestro país. A nivel global la carrocería más vendida del Serie 4 es la Gran Coupé que representa el 45% de las ventas, seguido del Coupé con un 30% y por último con casi idéntica cuota de ventas, el Cabrio con un 25%.
Tras haber probado en noviembre del año pasado el Serie 4 Coupé, ahora le tocaba el turno al nuevo BMW Serie 4 Cabrio, pero antes hagamos un repaso a sus principales novedades.
Diseño y capota de lona