Antes de que un nuevo modelo llegue al mercado tiene que superar diversas etapas en su desarrollo, siendo quizás la más conocida la de diseño, ya que es donde las marca aprovechan para ir anunciando sus modelos y creando esa aura de misterio antes de su presentación oficial. Pero hay otras etapas, que se encuentra más en la sombra, que son muy importantes y necesarias para comprobar que ese diseño junto con el resto de componentes hacen la mezcla perfecta.
Todos los vehículos, independientemente del segmento al que pertenezcan, son sometidos a pruebas de estrés que evalúan el correcto funcionamiento de los distintos sistemas y componentes en condiciones extremas. Entre estas pruebas las más conocidas son las de frío extremo, ya sea en lugares acondicionados para ello o trasladando vehículos y equipos de pruebas a los lugares más recónditos del planeta, también en la búsqueda del calor extremo o de carreteras en mal estado por donde hace años que no circula nadie.
De esta manera hemos visto como a veces las marcas nos relatan el sufrimiento al que someten a sus modelos, como por ejemplo hace unos años SEAT con las pruebas sobre el León X-Perience o, más recientemente, el experimento realizado por Lexus sobre el LC Cabrio al que sometió a temperaturas extremas hasta lograr la congelación de sus componentes para comprobar tanto la eficiencia de sus componentes como su comportamiento a la hora de conducirlo en esas condiciones.
Un modelo que ahora se encuentra en plena realización de esas pruebas es la nueva e-Transit que se encuentra ultimando su llegada a los distintos mercados, aunque no penséis que por tratarse de un vehículo eléctrico se le permiten ciertas concesiones, todo lo contrario. Ford ha sometido durante estas pruebas a la e-Transit a 240.000 kms de duras pruebas en distintas condiciones, o lo que se traduce como unos 10 años de duro trabajo por parte de un profesional pero todo concentrado en tan solo 12 semanas.
Para ello la Ford e-Transit ha tenido que recorrer diversos puntos de la geografía mundial, como condiciones de conducción invernal en Michigan, Estados Unidos; simulaciones de calor, frío y altitud extrema en la Cámara de Pruebas Medioambientales que Ford tiene en Colonia, Alemania; o incluso los enormes baches y caminos en malas de condiciones del Campo de Pruebas de Lommel, en Bélgica. Todo para garantizar que el producto final que se encuentra el cliente esté a la altura de lo que se espera.
Quizás las pruebas más curiosas sean las que se realizan en la Cámara de Pruebas Medioambientales de Colonia, ya que esta cámara es capaz de recrear más calor que en un desierto medio superando los 40 ºC utilizando 28 focos con bombillas de 4.000 vatios, comprobando así que el sistema de refrigeración líquida del paquete de baterías funciona correctamente. Pero también todo lo contrario, teniendo que subir hasta los 2.500 m a -35 ºC de la carretera alpina del Grossglockner en Austria.
En el Campo de Pruebas de Lommel es donde quizás se realicen las pruebas más espectaculares, ya que la e-Transit ha tenido que soportar miles de pasadas por pistas de adoquines y guijarros simulando calles empedradas, pistas no pavimentadas, algunas con baches y desniveles. A lo que hay que sumar las pruebas donde se testan el motor eléctrico, la durabilidad de las baterías y la suspensión trasera con otras tantas pasadas en baños de barro y sal y a través de chorros de agua salada y, para terminar, el motor eléctrico se probó durante un funcionamiento continuo de 125 días.