Tras no pocos retrasos, se estrena en España ‘Fast & Furious 9’, la última entrega de la saga con Dom Toretto y compañía como protagonistas. Y es la excusa perfecta para repasar las dos monturas más míticas de la exitosa franquicia y que nos devuelven a cuando estas películas eran una oda a los coches y al tuning.
‘Fast & Furious’ ha ido ganando enteros en presupuesto y escenas espectaculares, pero su esencia con los automóviles como principales protagonistas se ha ido diluyendo a cada nueva entrega. Antes era puro tuning y carreras ilegales en plena carretera, ahora tienden más a ser meras películas de acción.
Y es que respecto a los 200 millones de dólares de presupuesto que ha tenido ‘Fast & Furious 9’, la primera película, ‘The Fast and the Furious’ (o A Todo Gas en España) gozó de 38 millones de dólares y ‘2 Fast 2 Furious: A todo gas 2’ de 76 millones. No es poco, pero la brecha es considerable.
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Regresamos a ese momento, con menos dólares pero más nitro y lizas callejeras con los coches más icónicos de Toretto (Vin Diesel) y Brian O’Conner: eterno hermano, pero ya fuera de la saga tras la muerte de Paul Walker. Hablamos del Dodge Charger R/T de 1970 y del Toyota Supra de cuarta generación, claro. Pura nostalgia y muchas curiosidades.
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