El equipo Mercedes de Fórmula 1 está contra la cuerdas después de siete años de dominio abrumador en la era híbrida. El binomio formado por Red Bull y Max Verstappen, con un coche que en rendimiento está a la par del alemán, le está mojando la oreja hasta el punto de que están rozando la carrera de ventaja, aún con la desgracia que padecieron en Bakú.
Desde Mercedes están lloviendo las acusaciones, insinuaciones y presiones a la FIA para que el rendimiento del Red Bull deje de estar a la par del suyo. Y en el Red Bull Ring a Christian Horner no le quedó más remedio que responder. La guerra fría en la Fórmula 1 ya ha comenzado. Mercedes no va a mejorar más su coche, pero aún puede empeorar el de Red Bull.
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Lo primero fue el asunto de los alerones flexibles. Lewis Hamilton se quejó después de Barcelona y la FIA compró el discurso: se endurecieron las pruebas a esa parte del monoplaza en el Gran Premio de Francia, pero desde entonces todas las carreras las ha ganado Red Bull, así que había que buscar otro asunto.
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