Quo Vadis, » ¿a dónde vas?» le preguntó San Pedro a Jesucristo, este le contestó mientras cargaba la cruz, a Roma a ser crucificado de nuevo. Nos ocurrió un fallo de organización que hizo que aún fuese más aventura.
Anteriormente te conté en la parte 3, que estábamos listos para salir después de vinilar el Seat 127 y preparar lo que nos llevariamos a la aventura del Stelvio en Seat 127
Viajar es la mejor actividad para alimentar el alma. Sin duda. Lo primero disculparme ante los lectores, mi intención era la de ir contando cada etapa, habilitamos un grupo de whastapp a traves de www.aventurasenclasico.com para ir colgando fotos y videos, pero hacíamos medias de 18 horas conduciendo (y disfrutando), cuando llegábamos al lugar donde haríamos noche, solo pensábamos en dormir y descansar todo lo posible para estar fresco a la mañana siguiente.
Es la primera aventura en la que me he preocupado de tener imágenes, de contarlo en redes sociales en Aventuras en Clásico. He de decir que tiene su parte buena y mala. La mala, es que si es una aventura de verdad es imposible estar pegado a la cámara, no dá para parar y sacar la mejor foto, el mejor video, esperar para sacar la toma perfecta, además de que es un engorro porque dejas de atesorar todo el momento para centrarte en contarlo Sin embargo, merece la pena, la parte buena es que tienes un recuerdo tangible de todo aquello y te acercas a gente que no conoces de nada y en cierto sentido, te unes a ellos y ellos a ti en la aventura. Algo que abriga y reconoforta mucho. Si ya encima te valoran el hecho de querer compartir cosas tan especiales como esta aventura, vale la pena sin duda.
Yo no soy amigo o era amigo