La Unión Europea prohibirá la venta de vehículos de combustión interna, diésel, o gasolina, en 2035. Aunque es importante recordar que este objetivo es, de momento, una propuesta de la Comisión Europea, los consensos alcanzados en Bruselas, y el apremio que implica alcanzar la neutralidad de carbono en 2050, nos llevan a asegurar que el fin de las ventas de diésel y gasolina va a producirse, necesariamente, en 2035.
Pero aún existe un clavo ardiendo al que agarrarse, una posibilidad para que los motores de combustión interna puedan seguir en el mercado. Y la respuesta está en el aire. La misma solución que se ha propuesto para permitir que la aviación mantenga su actividad, a partir de 2035, y a partir de 2050, utilizando combustibles, es la que permitirá que a partir de 2035 sigan comercializándose coches con motor de combustión interna.
El único futuro que le espera a la combustión interna a partir de 2035 pasa por el empleo de combustibles CO2 neutrales. Ahora bien, ¿cómo funcionan estos combustibles? ¿Será de verdad una alternativa viable para la industria del automóvil?
Instrumentación del Porsche 911 4S.
¿Qué es un combustible CO2 neutral?
Los combustibles CO2 neutrales son combustibles – de perogrullo – y por lo tanto siguen emitiendo gases de efecto invernadero para liberar su energía en el proceso de combustión.
Pero lo interesante está en el proceso que se emplea para producirlos. A diferencia de los combustibles fósiles, los combustibles CO2 neutrales, o combustibles verdes, como suelen ser denominados por algunas marcas, se producen sintéticamente, mediante procesos químicos y físicos que emplean aire, agua y, por supuesto, energía renovable.
La clave de estos procesos reside en el hecho de que para producir estos combustibles se esté utilizando CO2 captado del aire, de la atmósfera. Si para producir un combustible has captado más CO2 de