La pasada semana pude ponerme tras el volante del nuevo Opel Astra. Tras el volante, pero sin conducirlo, pues era la presentación internacional estática del compacto alemán. Ya sabíamos al aspecto que iba a tener el nuevo Opel Astra y habíamos visto fotos, pero correspondían a modelos de preproducción. Tras las luces de colores, los discursos de marketing y las personalidades públicas, llegó el momento de tocar el Opel Astra, analizar su espacio interior y comprobar, de una vez por todas, si este compacto no ha perdido sus raíces alemanas.
Diseño del nuevo Opel Astra
Con respecto a su predecesor, el Opel Astra solo crece 4 mm en longitud, pero aumenta en 13 mm su distancia entre ejes e incrementa su anchura en nada menos que 5 cm. A nivel visual, rompe con el diseño amable pero anodino de su predecesor, y se presenta cargado de aristas, ángulos y la personalidad que había perdido, además de sentirse más imponente. De su diseño destacamos el frontal, llamado Opel Vizor. Da al coche un aspecto ancho y tecnológico, pero habrá que ver qué tal aguante el paso del tiempo: es de plástico negro brillante.
Sus llantas de hasta 19 pulgadas y diseño aerodinámico le sientan de maravilla.
Su perfil lateral es anguloso, con pasos de rueda muy marcados y musculosos, llantas originales de hasta 19 pulgadas y un pilar C en claro contraste con el techo, de un color diferente a la carrocería. La zaga es más discreta, con finas ópticas LED y una total ausencia de tubos de escape, una solución mucho más elegante que montar un burdo y artificioso escape falso. Personalmente, me parece un coche más bonito que su primo, el Peugeot 308, además de tener un considerable carisma visual y un aspecto retrofuturista muy interesante.
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