El sector del automóvil es uno de los más privatizados de cuantos puede haber en la industria. Gran parte de las marcas que a día de hoy operan, están en manos de fondos privados. También las hay que son, en todo o una parte, de las familias herederas de sus creadores. Luego hay casos como el de Renault que, por expropiación de Francia, fue arrebatado a su fundador y puesto en manos de socios externos. De ahí que parte de sus acciones sean públicas.
Como reza el dicho «De aquellos polvos vienen estos lodos», haciendo que Renault sea una de las marcas que más dependa de los «vaivenes» de su gobierno. Entre las ataduras que tiene, está la casi obligatoriedad de que parte de sus modelos tengan que ser fabricados en suelo patrio. Eso sí, cuando ha pasado por alguna crisis, «Papá Estado» ha estado ahí con ayudas para que no se hunda. Y así están, negociando el futuro de sus fábricas…
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Renault quiere fabricar 8 nuevos modelos eléctricos en Francia para 2025…
Francia es uno de los pocos países europeos, junto con Italia, donde la negociación colectiva aún tiene gran peso. Si a ello sumamos que el Gobierno galo controla parte de las acciones de Renault, la firma del rombo lo tiene complicado para llevarles la contraria. Sobre todo ahora que la electrificación del automóvil requiere de grandes inversiones y mano de obra cualificada. De ahí que la estrategia Renaulution sitúe a Francia en el centro del proyecto.
Así es que, una vez asegurado el futuro de los centros que tienen en España, toca el turno de asegurar la viabilidad de los galos. Para ello, el grupo ha abierto negociaciones con los sindicatos para encontrar un acuerdo social para el período 2022-2024. Según este, las tecnologías necesarias para la electrificación, las soluciones basadas