Si hay algo que nos gusta más a los amantes de las cuatro ruedas que un deportivo es un deportivo con cambio manual, y más en los tiempos oscuros que corren. De esto es muy consciente Porsche, firma que se decanta por una balanza muy equilibrada de la mano de deportivos puros y duros con cambio manual y de eléctricos de altas prestaciones. No obstante, ni si quiera la idolatrada firma alemana se libra de haber sido un poco gamberra hace no mucho tiempo precisamente con el asunto de las transmisiones manuales, y más concretamente con el Porsche 911 R, uno de los mejores deportivos de la marca y uno de los mayores troleos de la historia automovilística.
Para recordar la historia de esta -supuesta- exclusiva versión del mítico nueveonce debemos remontarnos al año 2016, momento en el que los de Stuttgart pusieron en juego al que prometía ser el último 911 manual. Toda esta parafernalia puso en alerta a los clientes más pudientes y puristas de Porsche, quienes no solo vieron una estupenda oportunidad para hacer dinero con una auténtica pieza de colección, sino también a todo un punto de inflexión dentro de la marca porque era ¡el último 911 manual! o eso nos hicieron creer.
Por qué el 911 R fue un gran coche pero también un gran troleo
En esencia, el Porsche 911 R era un 911 GT3 RS aligerado, con una estética más reservada gracias a la erradicación del alerón y con el que fue motivo de su existencia: un cambio manual de seis relaciones. A cualquier amante del motor se le eriza la piel con tan solo pensar en el perfecto binomio que genera la combinación de una transmisión manual con un seis cilindros bóxer atmosférico de 500 CV capaz de azotar las 9.000 revoluciones arropado por un