La crisis del COVID-19 ha puesto patas arriba el mercado automovilístico: se vende menos, los coches cada vez son más caros y, sin embargo, las marcas están obteniendo beneficios récords. Y no parece ser que la situación vaya a cambiar a corto-medio plazo acorde a Luca de Meo (CEO de Renault), quien en una entrevista a los compañeros de Expansión avanzaba que el precio de los coches va a seguir subiendo en los próximos 12 meses debido a la crisis de los chips y coste de la materia prima.
Explicaba Luca de Meo que el principal motivo de esta subida de precios se debe a la escasez de semiconductores, a una demanda mucho mayor a la oferta, lo que provoca que los fabricantes de esos chips los vendan al «mayor postor» y que a las líneas de producción de las diferentes marcas lleguen de forma limitada y no en las cantidades necesarias.
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Así pues, la estrategia a seguir por todas las marcas y grupos (desde Renault hasta Volkswagen, pasando por BMW o Mercedes), es priorizar la fabricación de aquellos modelos y versiones superiores, más caras y que reportan un mayor beneficio a la marca. Por tanto, además de la correspondiente subida al precio base en repercusión del mayor coste de los chips, se da la situación de que se eliminan los escalones de acceso (por ejemplo, Volkswagen ya no ofrece el ID.3 de 150 CV) o se ofrecen menores plazos de entrega para modelos de categorías superiores para que el comprador que necesita un coche ya se decante por ellos.
Ese proceder explica que en el primer semestre del año las marcan hayan reportado importantes beneficios a pesar de la actual coyuntura, y que algunas como en el caso de BMW estén en un momento dulce, con