Parece que el cambio de década ha traído más desgracias que alegrías a la humanidad. El COVID-19 fue el primer síntoma de que algo estaba empezando a cambiar para mal a lo largo y ancho del mundo. No solo porque se ha llevado por delante la vida de miles de personas, sino porque está a punto de provocar una crisis de proporciones bíblicas. Por si no lo sabías, hay una gran escasez de chips, microchips o semiconductores, da igual cómo los llames…
Sobre todo, si se trata de la electrónica de consumo y el sector del automóvil. Estas piezas son las que hacen que podamos presumir de pantallas y tecnologías «chulas». Amén, de que sería imposible gobernar elementos como la mecánica o las innumerables ayudas a la conducción. Pues bien, su ausencia está volviendo locas a las marcas, con paradas en las fábricas de casi todo el mundo. La última en anunciar un paro es Skoda y no parece cosa baladí.
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Skoda se centrará, mientras dura la parada, en ultimar 10 mil vehículos que tiene «a medias»…
El Grupo Volkswagen, Stellantis o la Alianza Renault-Nissan-Mitsubishi están pasando «las de Caín» para fabricar muchos de sus modelos. La crisis de los microchips está provocando graves retrasos y reajustes en los niveles de equipamiento. Uno de los ejemplos más llamativos es que Volkswagen está vendiendo varios de sus coches en Mercosur sin la pantalla central táctil. Claro está, cuando dispongan de ella se la «pondrán» al coche… en el taller.
Pues bien, parece que en el grupo bávaro hay más firmas en apuros. Skoda es la última que estaría a punto de parar su producción. Según varias fuentes, entre las que está euronews, se dispondría a cesar parte de las cadenas de montaje que tiene en sus fábricas checas. Por si no lo sabías, de ellas