A principios de los años noventa, el empresario italiano Romano Artioli decidió devolver a la vida a Bugatti, que llevaba décadas desaparecida. El proyecto estrella de aquella Bugatti fue el brillante EB110, un superdeportivo injustamente denostado al que hemos dedicado ríos de tinta en Diariomotor. La Bugatti Automobili de Romano Artioli quebró en el año 1995, pero tuvo tiempo de producir un superdeportivo icónico, y casi tuvo tiempo a producir una revolucionaria berlina deportiva. Llamada Bugatti EB112, solo tres unidades se llegaron a completar. Una de ellas sale ahora a la venta.
El Bugatti EB112 fue presentado al público en el Salón de Ginebra de 1993, donde entró rodando por sus propios medios. Era un coche revolucionario en varios aspectos. En primer lugar, porque empleaba una versión modificada del chasis monocasco de fibra de carbono del Bugatti EB110, una solución de lo más curiosa en una berlina de lujo. En segundo lugar, por emplear una carrocería de aluminio, antes que Audi las pusiera de moda a finales de la década. Y qué carrocería: de aspecto escultural, y cargada de referencias al pasado clásico de la marca.
Inicialmente, se valoró usar en el Bugatti EB112 el motor V8 de los Porsche 928.
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Fue diseñada por Giorgetto Giugiaro, y a instancias de Romano Artioli heredó rasgos de coches tan legendarios como el Bugatti Atlantic, especialmente en el diseño de la parte trasera y el perfil lateral – las malas lenguas dicen que incluso fue la inspiración del Porsche Panamera. En su frontal, la calandra en forma de herradura tenía una posición mucho más protagonista. Las llantas eran un claro homenaje al Bugatti Royale, posiblemente el mejor Bugatti de la era