El automóvil de combustión interna, tal y como lo conocemos, fue creado por Daimler en el año 1886, hace más de 135 años. El coche moderno nada tiene que ver con el triciclo motorizado de Gottlieb Daimler, pero el principio básico de funcionamiento de su motor de combustión interna sigue siendo el mismo – y lo mismo ocurre con el coche eléctrico. Tras la invención del «coche», la lógica dictaba que era necesario un medio de transporte capaz de reemplazar a los carros de mercancía de tracción animal. Así nacía el primer camión, el Daimler Motor-Lastwagen.
Motor-Lastwagen significa, literalmente, carro de carga motorizado. El ejemplar que ilustra este artículo es el camión más antiguo que se conserva en la actualidad, pero no fue el primer vehículo de carga de Daimler. El primero fue construido en el año 1896, y vendido a un cliente en Reino Unido. La evolución del primer camión se estrenó solo 12 años después de la invención del motor de combustión interna, pero ya presentaba innovaciones radicales con respecto a este, además de un disposición técnica prácticamente vigente a día de hoy.
En 1898, el motor de combustión interna apenas tenía 12 años de edad.
El primer camión de Daimler era poco más que una plataforma con ruedas, y un motor situado en torno al eje trasero. La dirección se movía mediante un rudimentario sistema de cadenas. Aunque en la época era un vehículo extremadamente puntero – el grueso de las mercancías se movía mediante carros de tracción animal, trenes y barcos – el Motor-Lastwagen de 1898 era mucho más moderno. Para empezar, su motor estaba situado bajo el puesto de pilotaje, tal y como ocurre en los camiones modernos. La dirección se accionaba mediante un engranaje mecánico.
Su esquema de suspensiones combinaba muelles helicoidales con ballestas, con el