El Dodge Viper GTS fue una de las versiones que llegaron de la mano del Dodge Viper de primera generación: fue en 1997 cuando supimos de qué eran capaces aquellos 456 CV que desarrolla su V10 de ocho litros. Y, aunque parece complicado, esa cifra puede exprimirse un poco más para entregar algo más de fuerza sin tocar ni una sola pieza del deportivo estadounidense: nos lo ha demostrado Four Eyes en su canal de YouTube.
Llevar a cabo unos reajustes en la centralita de un coche se puede traducir en un aumento de potencia sin cambiar ninguna pieza y asegurándonos de que todo sigue funcionando en armonía. Eso sí, es necesario tener entre manos un modelo lo suficientemente moderno como para conectarlo con un ordenador y lo suficientemente antiguo como para beneficiarse de décadas de avances.
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Un Dodge Viper GTS del año 2000 con 61.155 kilómetros en su haber es el ejemplo perfecto. El primer paso es comprobar cuánta potencia ha perdido: el V10 de 8.0 litros tenía una potencia de 456 de fábrica y tras ese primer examen devolvió una cifra de 415 CV. Esto se traduce en una pérdida del 8,89%, una cifra impresionante para un modelo de 21 años. No obstante, el test identificó un área donde se podrían realizar mejoras.
Una potencia final de 444 CV
Encontraron una caída de par en un rango de revoluciones donde el Dodge Viper estaba funcionando bien. De la mano de un remapeado firmado por Dyno y tras varios intentos de prueba y error, encontraron una manera de optimizarla relación aire-combustible: ganaron ocho caballos de fuerza la caída del