El motor de hidrógeno se mantiene como una de las apuestas para el futuro de la automoción. Su funcionamiento le otorga una serie de ventajas que le permiten seguir a flote a pesar de sus inconvenientes. Por eso, marcas como Toyota, BMW, Mazda, Hyundai y Ford han hecho grandes inversiones en esta tecnología.
En este artículo, vamos a dar un repaso a cómo funciona un motor de hidrógeno, qué tipos hay y cuáles son sus principales pros y contras. De esta manera, se puede entender por qué varias compañías siguen trabajando en él, a pesar de la expansión de los vehículos eléctricos de batería.
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Existen dos tipos de motores que emplean hidrógeno, los motores de combustión y los motores de conversión con pila de combustible. Vamos a ver cómo funcionan y que ventajas e inconvenientes tienen cada uno.
Motor de hidrógeno de combustión interna
Estos motores usan el hidrógeno como si fuera gasolina. Es decir, lo queman en unas cámaras de combustión para generar explosiones para crear energía cinética y calor. Por este motivo, un motor de gasolina convencional puede adaptarse para quemar hidrógeno de la misma forma que se adaptan para el GLP o GNC.
Cómo funciona el motor de hidrógeno de combustión
El funcionamiento de este motor es muy similar al de uno de gasolina. El hidrógeno se usa como combustible y el oxígeno como comburente. La reacción química es iniciada por la chispa, que puede ser producida por unas bujías.
El hidrógeno no tiene ningún átomo de carbono, así que la reacción es la unión de una molécula de hidrógeno con una molécula de oxígeno, para liberar energía y agua. Expresado en una ecuación química: 2 H2 + O2 → 2 H2O.
El resultado de su reacción química es simplemente vapor de agua. Sin embargo, los motores de hidrógeno de combustión pueden producir algunas emisiones