Los BMW Serie 8 Coupé, Cabriolet y Gran Coupé llevan cuatro años en el mercado y, como siempre en BMW, es el momento de una actualización. No es el tradicional restyling, ya que los cambios estéticos son discretos, por no decir mínimos. Estos cambios afectan también a los BMW M8.
Un ojo perspicaz notará que la calandra delantera presenta ahora barras verticales en forma de U resaltadas por una iluminación específica y que la malla de las tomas de aire del parachoques delantero, con un acabado equivalente, ha cambiado en comparación con el Serie 8 de 2018.
Los modelos V8 reciben retrovisores al estilo de los del M8. En el interior, el cuadro de instrumentos digital de serie pasa ahora de 10,25 pulgadas a 12,3 pulgadas. Y ya está. O casi. Y es que la principal evolución de la Serie 8 se encuentra en su equipamiento, con una gama reducida y un posicionamiento aún más alto en gama.
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El paquete M Sport, de aspecto agresivo, forma parte ahora de la dotación de serie de todos los Serie 8. Además del kit carrocería, el pack incluye, a nivel estético, las molduras exteriores en negro Shadow Line, las pinzas de freno negras, los faros M en negro Shadow Line y el spoiler trasero M en negro (sólo en el Coupé).