La nueva invasión por parte de Rusia en Ucrania (ya hizo lo propio en 2014), ha puesto del revés el panorama social, político y económico de medio mundo, con las materias primas subiendo como la espuma y a la industria automotriz, de nuevo, contra la pared.
Fabricantes como Renault, el Grupo Volkswagen o Hyundai ya han tenido que pausar la producción o buscar planes alternativos debido a la escasez de componentes. La guerra y las sanciones por parte de EEUU y el bloque europeo están ahogando la ya asfixiada cadena de suministro global.
El paladio, en el punto de mira
Renault es una de las marcas más expuestas a la guerra: es el primer fabricante del mercado ruso, y su marca Lada representa un tercio de las matriculaciones de vehículos nuevos en el país.
Ha anunciado que tendrá que suspender operaciones en sus plantas de ensamblaje durante los próximos días debido a las dificultades para recibir componentes.
Por ejemplo, Rusia es un proveedor clave del paladio que se usa en convertidores catalíticos -junto con Sudáfrica- y suministra aproximadamente el 33% de la demanda mundial.
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