De todos los filtros que incluye el motor de un coche para su correcto funcionamiento, quizás el filtro del aire sea, junto al filtro del aceite, uno de los más importantes. Ten en cuenta que este elemento es el encargado de retener las impurezas que pueden llegar a la admisión del motor, y que podrían causar daños internos en los cilindros o en los pistones. Además, si el filtro está limpio y en buen estado el motor de tu coche «respirará» bien. Pero en caso contrario podemos encontrarnos síntomas muy desagradables, desde pérdida de potencia hasta un aumento significativo del consumo.
Lo mejor es que el filtro de aire es un elemento sencillo de conseguir, barato… e incluso es muy fácil de comprobar su estado y sustituirlo uno mismo sin pasar por el taller, si fuera necesario. Existen distintos tipos de filtros según el motor de cada coche, pero casi siempre se trata de filtros realizados a base de algodón y celulosa, que están integrados en un marco de plástico o de silicona, con una forma que se adapta a la «caja del filtro» de cada motor.
¿Para qué sirve el filtro de aire del motor?
Aunque ya lo hemos dicho, conviene tenerlo muy en cuenta: el filtro «atrapa» las partículas que podrían entrar a los cilindros a través de la admisión. Y, créeme, aunque pienses que el aire que aspira el motor -son miles de litros de aire por cada litro de combustible- está limpio, en realidad va cargado de impurezas microscópicas que pueden ser fatales.
Por ello, si el filtro de aire se ensucia y no deja pasar la cantidad de aire necesaria a la admisión, el primer síntoma que puedes notar es que tu coche consumirá más combustible. En menor medida, también puede manifestarse una ligera pérdida de potencia. Otro síntoma de un filtro de aire sucio son los humos de escape opacos o de color oscuro, producto de una mala combustión. Es lógico entender, por lo tanto, que también las emisiones contaminantes serán mayores.
¿Cuándo hay que cambiar el filtro del aire?
Normalmente se establecen intervalos de cambio para el filtro del aire en el mantenimiento programado del coche, que suelen oscilar entre los 15.000 o los 20.000 km. Pero el propio conductor debe de ser consciente, en función de la utilización que hace del vehículo, que puede ser necesario acortar esta cifra. Un caso muy corriente es, por ejemplo, si circulamos fuera del asfalto por pistas o caminos de tierra donde se levanta mucho polvo. Y este tipo de utilización es muy frecuente ahora con los SUV. Lo ideal en este caso es cambiar el filtro mucho antes, entre los 5.000 o los 10.000 km, en función del tiempo que circules en condiciones «polvorientas».
Aunque la mayoría de los fabricantes recomiendan cambiar el líquido de frenos cada dos años, muchos usuarios no tienen en cuenta esta operación de mantenimiento, con el riesgo que ello conlleva.
Una buena medida, si tienes dudas, es comprobar el estado del filtro desmontándolo. Hay quien intenta alargar su duración limpiándolo con aire a presión, o simplemente sacudiéndolo, como si fuera una esterilla, para que desprenda las partículas de polvo. Mucho cuidado, porque puedes dañarlo. Y una vez que lo has desmontado, por el precio que cuesta un filtro nuevo, lo mejor es sustituirlo.
¿Cuánto cuesta cambiar el filtro del aire?
El precio de un filtro de aire para un coche compacto estándar puede estar entre los 15 y los 30 euros, en función del vehículo y del tipo de motor. Si le sumas la mano de obra, cambiar el filtro de aire en un taller puede costar entre 30 y 50 euros, de forma aproximada. Lo normal, como hemos señalado, es aprovechar la visita al taller durante los cambios de aceite para comprobar y/o sustituir el filtro de aire.
¿Puedo cambiar el filtro del aire sin pasar por el taller?
El filtro del aire suele estar en un lugar muy accesible; puedes consultar el manual de tu coche o información en internet para localizarlo. Para sustituirlo basta acceder a la caja del filtro y levantar la tapa, que puede estar sujeta por presillas o clips que no necesitan herramientas, o por tornillos. Si vas a comprobar el estado del filtro, o proceder a su sustitución, siempre mucho mejor con el motor frío, y utilizando guantes. Una vez retires el filtro viene bien inspeccionar el receptáculo en el que se asienta, para eliminar cualquier posible resto de suciedad.