Cuando, con 18 años, Gérard Welter llegó al Departamento de Diseño de Peugeot en 1960, las cosas habían cambiado muy poco desde los orígenes del automóvil. Los diseños se plasmaban en maquetas realizadas en madera, muy difícil de retocar y corregir. Los proyectos se eternizaban. Con su recién logrado diploma de estucador debajo del brazo, Welter supo hacer ver las ventajas de la arcilla y el polietileno a la hora de trabajar rápidamente en algo tan dinámico y tan sujeto a cambios como el estilo de un futuro automóvil
Este afán por innovar y su excepcional talento para el dibujo no pasaron inadvertidos para el entonces director de Diseño de Peugeot, Paul Bouvot, que empezó a encargarle el estilo de diversos elementos de los nuevos modelos de la marca, como los faros traseros del Peugeot 404. Pronto, se hizo cargo de elementos de más enjundia, como los famosos faros delanteros del Peugeot 504, inspirados, según sus propias palabras, en los ojos de la actriz italiana Sofia Loren. Una mirada felina que se hizo sinónimo de Peugeot durante décadas.
En 1975, se hizo cargo del Departamento de Estilo Exterior de Peugeot. Como responsable del diseño de la línea de los modelos de la Marca, sus proyectos debían competir con los de Pininfarina que, desde los años 60, firmó varios de los modelos más destacados del León. La marca buscaba un revulsivo que lograra un importante éxito de ventas y que rejuveneciera la imagen de Peugeot, hasta entonces especializada en berlinas de gama media alta.
Con la puesta en marcha del proyecto M24 en 1977, Gérard Welter y su equipo de diseñadores estaban decididos a plantar batalla. Partiendo de la base angulosa del Peugeot 104, Welter propuso una auténtica revolución estilística, con un diseño redondeado, sin aristas y líneas dinámicas para un automóvil compacto con