Tras lo acontecido con los microchips, y pese al contexto global de incertidumbre y desaceleración de la economía, los grandes fabricantes de coches están intensificando sus inversiones para tratar de asegurarse componentes esenciales para la producción de vehículos eléctricos y reducir su dependencia de proveedores externos (principalmente asiáticos).
Los últimos en sumarse a esta carrera por conseguir stock propio de metales y otras materias primas necesarias -en este caso, para la producción de sus propias baterías- han sido General Motors y Ford, dos de los fabricantes de coches más importantes a nivel mundial.
Cortando lazos con China para conseguir el autoabastecimiento
La transición hacia el vehículo eléctrico está haciendo que los fabricantes aumenten su demanda de litio, níquel, cobalto y otras materias primas clave para la fabricación de las baterías de vehículos eléctricos por encima de la oferta, que sigue afectada por la crisis que desató la pandemia de COVID-19 y la de suministros y chips que la siguieron.
En Motorpasión
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Esto, además de hacer que aumenten de precio, hace que la preocupación por la dependencia de China en cuanto a materias primas y baterías para coches eléctricos esté aumentando de forma